Desenmascarando la Falsa Doctrina de la Confesión Positiva
Imagina por un momento que estás en un culto lleno de energía, con luces brillantes y una multitud expectante. El predicador sube al escenario, micrófono en mano, y proclama con voz resonante:
"¡En tu boca hay un milagro! Declara lo que quieres, visualízalo con fe, y Dios lo hará realidad".
La gente estalla en aplausos, algunos levantan las manos, otros repiten frases como "Voy a ser sano", "Voy a ser rico", "Voy a triunfar". Es un mensaje embriagador, uno que te pone en el centro del universo, como si tus palabras tuvieran el poder de moldear la realidad. Salud, riqueza, felicidad, éxito —todo al alcance de tu lengua, si tan solo crees lo suficiente y hablas con autoridad. "Tú naciste para ganar", te dicen. "Dios quiere que vivas en abundancia. Solo tienes que pedirlo". Suena irresistible, ¿verdad? Pero mientras el eco de esas palabras resuena, una pregunta se cuela en el silencio de tu corazón:
¿Es esto realmente lo que la Biblia enseña? ¿O estamos frente a una mentira vestida de piedad?
Esta idea —"en mi boca hay un milagro"— ha ganado terreno en ciertos círculos del cristianismo moderno, impulsada por una doctrina conocida como la "confesión positiva" o el "pensamiento positivo". Sus proponentes aseguran que los seres humanos tenemos un poder inherente para cambiar nuestras vidas, que nuestras palabras, cargadas de fe, pueden crear milagros. "Cree, visualiza y dilo en voz alta", insisten. "Las palabras tienen poder para dar vida a tus sueños". Algunos van más lejos, como ese predicador famoso que declara:
"En mi boca está el poder de la vida y de la muerte. Hablaré palabras de vida y no de muerte, de salud y no de enfermedad, de riqueza y no de pobreza, de bendición y no de maldición, porque en mi boca ¡hay un milagro!"
La lista de deseos es predecible: prosperidad material, salud perfecta, éxito terrenal, la realización de cada anhelo personal. Y todo, según ellos, depende de ti: de tu capacidad para imaginarlo y declararlo.
Pero detengámonos aquí y dejemos que la Palabra de Dios hable. Cuando Isaías, el profeta, tuvo una visión del Señor sentado en Su trono, rodeado de serafines que proclamaban Su santidad, su reacción no fue de autoconfianza ni de declaraciones triunfales. Clamó:
"¡Ay de mí! Que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos" (Isaías 6:5).
Frente a la majestad de Dios, Isaías no vio poder en su boca; vio su propia ruina. Sus labios no eran una fuente de milagros, sino un reflejo de su pecado, de su indignidad. Solo cuando un serafín tocó su boca con un carbón encendido del altar, diciendo "tu iniquidad es quitada y tu pecado purgado" (v. 7), pudo Isaías responder al llamado de Dios. El milagro no estaba en él; estaba en Jehová, el único con poder para limpiar, transformar y obrar.
¿De dónde viene esta enseñanza que pone el milagro en nuestra boca?
No de la Biblia, sino de una fuente mucho más oscura. Mira a Jesús en el desierto, después de cuarenta días de ayuno, hambriento y agotado. Satanás se acercó con una tentación disfrazada de lógica:
"Si en verdad eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan" (Mateo 4:3).
¿Qué estaba ofreciendo? Satisfacción inmediata, un milagro a la medida de la necesidad física de Jesús. "Habla, usa tu poder, sacia tu hambre", parecía decir. Luego lo llevó al pináculo del templo:
"Tírate abajo, pues la Biblia dice: ‘Dios mandará a sus ángeles para que te cuiden’" (v. 6).
Aquí, la tentación era la gloria personal: "Haz algo espectacular, que todos te vean, que te aclamen como campeón". Y finalmente, desde una montaña alta, le mostró los reinos del mundo:
"Todo esto te daré si postrado me adoras" (vv. 8-9).
Salud, fama, riqueza —todo al alcance, si Jesús se inclinaba ante el enemigo.
¿Te suena familiar? Es el mismo guion que la confesión positiva usa hoy: "Habla lo que quieres, visualiza tu grandeza, reclama tu abundancia". Pero Jesús no cedió. Respondió con la Escritura:
"No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (v. 4). "No tentarás al Señor tu Dios" (v. 7). "Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás" (v. 10).
En cada paso, rechazó el poder de sus propias palabras y afirmó la soberanía de Dios. Los milagros no estaban en Su boca como hombre; estaban en el Padre, cuya voluntad Él vino a cumplir. Si el Hijo de Dios no se atribuyó ese poder, ¿cómo podemos nosotros, pecadores caídos, reclamarlo?
Esta doctrina no es cristiana
Es una importación del mentalismo oriental, una filosofía pagana que exalta la mente humana y la voluntad propia por encima de la dependencia de Dios. Sus raíces no están en las Escrituras, sino en las tentaciones de Satanás, que siempre ha ofrecido lo mismo: satisfacer los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida (1 Juan 2:16). Salud, riqueza, éxito —esas son las promesas que el diablo agita frente a un mundo caído, y la confesión positiva las envuelve en un lenguaje religioso para hacerlas parecer nobles. "Dios quiere concederte los deseos de tu corazón", dicen, torciendo Salmo 37:4, que en realidad nos llama a deleitarnos en el Señor primero, para que nuestros deseos se alineen con Su voluntad, no con nuestros caprichos.
Y aquí está el engaño más astuto: “funciona”. Los defensores de esta enseñanza lo proclaman con orgullo: "Sé que es verdad porque funciona para mí y mi familia". Pero ¿es eso una prueba de su veracidad? Satanás también "funciona". Cuando tentó a Eva en el Edén, le ofreció conocimiento y poder: "Seréis como Dios" (Génesis 3:5). Y en cierto modo, ella obtuvo lo que él prometió —abrió los ojos—, pero a un costo devastador: la muerte espiritual y la separación de Dios. Que algo "funcione" no lo hace verdadero ni santo.
Las tentaciones de Satanás prosperan porque apelan a lo que el corazón caído ya desea: egoísmo, orgullo, control. La confesión positiva toma esos deseos corruptos y los disfraza de fe, haciendo que la gente se sienta espiritual mientras persigue lo que el mundo siempre ha anhelado.
Mira lo que dice la Biblia sobre el poder humano. En Éxodo 4:11, Dios le pregunta a Moisés:
“¿Quién dio la boca al hombre? ¿O quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?”.
El poder no está en nosotros; está en Él. Romanos 11:36 lo deja claro:
"Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas".
Dios es soberano sobre cada circunstancia, cada bendición, cada prueba. Él decide si prosperamos o si enfrentamos escasez, no porque declaremos algo con nuestra boca, sino porque Su propósito perfecto se cumple en nuestras vidas. Job lo entendió bien:
"Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito" (Job 1:21).
¿Dónde está el milagro en la boca de Job? No lo había. Su esperanza estaba en el Dios que controla todo, no en sus palabras.
¿Por qué esta doctrina seduce a tantos?
Porque odia al verdadero Dios. Sí, lo digo con toda seriedad: quienes predican la confesión positiva temen y rechazan al Dios soberano, santo y omnisciente de la Biblia. Ese Dios —el que conoce cada cabello de tu cabeza (Mateo 10:30), el que ordena los tiempos y las estaciones (Daniel 2:21), el que obra todas las cosas según el designio de Su voluntad (Efesios 1:11)— les aterra. Porque un Dios así no puede ser manipulado por nuestras declaraciones ni reducido a un genio que cumple deseos. Él no existe para darnos salud y riqueza a nuestro antojo; existe para ser adorado, y nosotros existimos para Su gloria. Pero en lugar de mostrar a este Dios, los predicadores de la confesión positiva erigen un ídolo a su medida: un dios débil, dependiente de nuestras palabras, un títere de nuestras ambiciones.
Piensa en lo que esto significa para el evangelio.
El verdadero evangelio no nos exalta; nos humilla. Nos dice que somos pecadores, muertos en delitos y pecados (Efesios 2:1), incapaces de salvarnos o de crear nada bueno por nosotros mismos. Nos señala a Cristo, quien cargó nuestro castigo, venció la muerte y nos dio vida eterna por Su gracia, no por nuestras declaraciones (Efesios 2:8-9). Ese evangelio no promete abundancia terrenal como meta; promete a Cristo mismo, y con Él, la esperanza de un reino eterno donde no habrá más lágrimas (Apocalipsis 21:4). En cambio, la confesión positiva nos hace dioses pequeños, (como dijo uno de los mayores estafadores de la fe de estos tiempos, “Somos Jehová Junior”) nos enseña a buscar las cosas del mundo que pasan —"los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida" (1 Juan 2:16)— y nos aleja del Dios que permanece para siempre.
Y aquí está el peligro final: este evangelio falso tiene consecuencias eternas. Pablo lo advirtió sin rodeos en Gálatas 1:8-9:
"Pero si aún nosotros, o un ángel del cielo, les anuncia otro evangelio diferente del que les hemos anunciado, quede bajo maldición. Como antes lo hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno les predica un evangelio diferente del que han recibido, quede bajo maldición."
No hay términos medios. Predicar que el poder está en nuestra boca, que podemos declarar milagros y exigir bendiciones, es un evangelio diferente, una mentira satánica que lleva a la perdición a quienes la creen y a quienes la enseñan. La recompensa de este engaño no es la abundancia que prometen, sino la maldición que la Palabra asegura.
Entonces, ¿en mi boca hay un milagro? No. En mi boca hay pecado, como en la de Isaías, hasta que Dios la purifica. El poder no está en mí; está en Jehová, el Rey soberano que hace lo que quiere, cuando quiere, para Su gloria y nuestro bien. Si anhelas salud, riqueza o éxito, no mires a tus palabras; mira a Cristo. Si buscas un milagro, no lo declares con arrogancia; pídelo con humildad al único que puede obrarlo.
Y si has sido seducido por esta doctrina, te suplico: abre tu Biblia. Lee Mateo 4 y ve cómo Jesús venció la tentación. Lee 1 Juan 2 y recuerda que ama el mundo. Lee Romanos 11 y póstrate ante la soberanía de Dios.
Que el Espíritu Santo te libre de este ídolo y te guíe al verdadero Salvador, porque en Él, no en tu boca, está el milagro que realmente necesitas: la vida eterna.
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ResponderEliminarPorque borra los comentarios. El apostata es usted al parecer. Ya tiene ganado el cielo? Predique con el ejemplo,el que transforma es Dios no usted. No tiene que andar correteado pastores que no le caen bien.
EliminarQue pena cuando otros creyentes hablan de sus hnos...yo creo que con mi boca bendigo y maldigo.lo creo con todo el corazon.
ResponderEliminarLease..probervios .18:20_21
ResponderEliminarahí esta la respuesta, gracias por el versículo, Dios te bendiga
EliminarYo soy de bendicion o maldicion para mis generaciones y asi como acepto y confieso con mi boca que Jesus es el señor y mi salvadorr asi mismo con mi boca bendigo mis generaciones o las maldigo por eso debo cuidar lo que hablo si hay poder en lo que hablo yo lo creo
ResponderEliminarQue lastima que te tomes tanto tiempo para leer este articulo y lo unico que puedes entender,es que el escritor legalista y fariseo tiene una diferencia directa con cash.
ResponderEliminarUsa tu tiempo para edificar y restaurar!!
No para traer argumentos basados en tu perspectiva!!
Por esto.uno deja de asistir a sus congregaciones porque solo eres señalado, te enseñan a nunca sentirte digno, y que los hijos de Dios deben ser conformistas y mediocres, que pena, yo soy hija de Dios, soy lo más valioso, tanto que dió la vida de su hijo, mira nadamas si no soy un milagro!!!!
ResponderEliminarCahs Luna es un excelente predicador. Y creo que con mi boca yo declaro y profetizo las cosas buenas o malas, preferiblemente las buenas para mi, mi familia y la sociedad.
ResponderEliminarAmen
EliminarAsí es.cash luna excelente.diempre habla de confianza.primeto en Dios.luego en uno mismo.
EliminarPero donde esta la edificacion de este contexto, no se edifica a un pueblo criticando a los demas, mire primero la viga en su ojo antes de limpiar la paja de los demas, esto no edifica, divide y para dividir vino satanas
ResponderEliminarWow, perfectamente explicado. No existe mayor poder que el de la sagrada voluntad de nuestro Dios. No las herejías del yo decreto, yo declaro y demás sandeces que como bien escribiste, solo quitan el poder al único dueño y merecedor de la honra y la gloria para ponerlo sobre el hombre, ser destituido de la gloria por cuanto nacemos en naturaleza pecaminosa, y que solo por la gracia del amor inmenso de nuestro señor, quien es nuestra justificación, nos hace nuevas criaturas y que con el poder de su Espíritu Santo nos redarguye y fortalece para lograr vivir por fe y en santidad mediante los cuales, únicamente podremos ver a Dios. Pero todas estas personas que le siguen la corriente a herejes satánicos como "Dinero Luna", son igual de pervertidos que ellos, que sus líderes. Por eso están enceguecidos, apoyan la falsa doctrina de Cash Luna solo porque también lo único que quieren y buscan son los tesoros terrenales, olvidándose de que no hagamos tesoros en la tierra donde la polilla y el orín corrompen y donde los ladrones minan y hurtan, más hacemos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, ni donde ladrones no minan ni hurtan. Así que a los seguidores de estos herejes satánicos, los exhorto en el nombre de nuestro Señor a abrir los ojos y ver en donde ponen su tesoro, porque donde estuviere nuestro tesoro, ahí estará nuestro corazón. Y hay de aquellos donde su tesoro sea en este mundo y sus deseos.
ResponderEliminarAl hermano que maneja este blog, que el Señor te siga dando sabiduría y entendimiento para seguir en su obra y te bendiga en gran manera, amén!
Jaja tu cola!!
EliminarNo estoy de acuerdo con la primera parte, entiendo que tratas de explicar que no son doctrinas sanas los evangelios de prosperidad donde le dicen a sus ovejas que con Dios todo va estar bien, hasta ahi vamos bien! Pues bien dijo Jesús "en este mundo tendreis aflicciones"...
ResponderEliminarPero! Como decir que la boca no tiene poder? Si Este pensamiento suyo es valedero entonces tampoco tendremos poder para sanar? Dice El Señor que en su Nombre haremos "nosotros" mayores cosas que El...
Pregunto con que cuerpo con que Manos tocaremos para sanar? Con que cerebro serviremos de profetas? Con que cuerpos iremos a predicar? Con que boca llevaremos el evangelio y otros se convertiran? Entonces si nos da poder El Señor obviamente proceden de El todo lo sobrenatural que pasara, quien se crea Dios no es sano pero si puedo decir que soy un hijo de Dios y por lo tanto mediante su poder puedo sanar a otros... Te dejo esto! Sanaron a otros los dicipulos de Cristo???? Eran ellos como Cristo??? Reflexiona y deja que Dios juzgue las acciones de Cash.
Dios te bendiga mas.
Es lamentable usar redes para apuñalear a otros como podéis amar a Dios que no lo ves si no amas a vuestros hermanos que lo ves...
ResponderEliminarSi es cierto que no podemos predicar un evangelio basado en la prosperidad y en seguir a Jesús solo por interés a mis propios beneficios como si fuera un amuleto de la. Buena suerte, también es muy evidente que el autor solo está usando t xtos bíblicos para mal poner a otro predicador solo por sus propios pensamientos queriendo llevarnos aún evangelio de conformismo y mediocridad y Dios no nos llamo a ser mediocres, si pasaremos. Pruebas pero venceremos y tenemos poder de Dios en nuestra boca si hacemos su santa y divina voluntadm
Muchas gracias por esta explicacion Dios te siga bendiciendo lo que has dicho Es la verdad, creo que los predicadores de la prosperidad no conocen CRISTO
ResponderEliminarNo aman su presencia la CRUZ no es su mensaje central porque el negarse a
Si mismo no es un mensage muy atractivo ,la puerta es angosta dijo CRISTO.
Jesús dijo yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia las cosas viejas pasaron he aquí todas son hechas nuevas, no se crean sabio en su propia opinión. El es el dueño del oro y La Plata, que quieras prosperar que quieras ser positivo que quieras tener riqueza salud brother Jesús vino para darnos eso y mucho más estas riquezas son un adelanto de lo que el pronto me dará mi conocimiento de la palabra me hace guarda mi tesoro en los cielos, estudie aprendi y trabajo para tener riqueza y buena salud y comodidades si usted se parte el lomo lógico que Dios le va a bendecir brother ased las cosas como para el señor y el te bendecirá están claro apuesto que desean un auto del año ustedes no pues yo si. Desean una casa cerca del mar con piscina 10 habitación 5 baños y yate ustedes no yo sí porque teniendo mucho puedo dar a otros y a mi familia me gusta tener en abundancia por qué mi papá es el creador de todo y el me complace o teniendo ustedes sus hijos le darán piedra en ves de pan o vinagre en ves de agua. Brother seamos honesto la verda nos ara libre envidian las riquezas que tienen otros trabajen duro y surjan y verán como lo criticaran cuando estén en esa pocision. Así se alaba a Dios mostrando sus milagros en nuestras vidas te salvo y te perdono eso trae recompensa que nuestro nombre esté en el libro de la vida ya lo demás es añadiduras y el no da a media papá da de más hasta que sobre abunden buen día brothers
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