lunes, 26 de octubre de 2015

Adorando al Ungido




En el pueblo de Listra había un hombre que nunca había podido caminar. Era cojo desde el día en que nació. Este hombre estaba sentado, escuchando a Pablo, quien lo miró fijamente, y se dio cuenta de que el hombre confiaba en que él podía sanarlo.  Entonces le dijo en voz alta:

 «¡Levántate y camina!»

Aquel hombre dio un salto y comenzó a caminar. Al ver lo que Pablo hizo, los allí presentes comenzaron a gritar en el idioma licaonio:

«¡Los dioses han tomado forma humana, y han venido a visitarnos!»

Y el sacerdote y la gente querían ofrecer sacrificios en honor de Bernabé y de Pablo. Pensaban que Bernabé era el dios Zeus, y que Pablo era el dios Hermes, porque él era el que hablaba. Y como el templo del dios Zeus estaba a la entrada del pueblo, el sacerdote llevó al templo toros y adornos de flores. (Hechos 14:8-13)

Hoy en día tristemente aún podemos ver como la mayoría de aquellos que presencian supuestas señales de “sanación” o de algún tipo de unción enfocan su atención y emoción en idolatrar a aquel que pueden ver, sin darse cuenta y tal vez de una manera no intencionada, comienzan a adorar, alabar y hasta obedecer ciegamente a ese hombre (o mujer), haciéndolo su ídolo ya que según ellos sus poderes mágicos le son dados por Dios y se sujetan de que solo Dios puede hacer ese tipo de “milagros” (Mateo 7:22; 2 Corintios 11:14), sin darse cuenta de que son arrastrados en una idolatría anticristiana que Dios aborrece, pero que aquel que es adorado e idolatrado ama y fomenta para su propio beneficio, aman enseñar pobre obediencia, honra, fidelidad y cualquier tipo de doctrinas que fortalezcan su figura como autoridad sobre el resto de la congregación, debemos obedecer, honrar (Apocalipsis 4:11) y ser fieles pero a nuestro Señor,(Hechos 4:19; Hechos 5:29; Gálatas 1:10) y los apóstoles son digno ejemplo de ello.

Cuando Bernabé y Pablo se dieron cuenta de lo que pasaba, rompieron su ropa para mostrar su horror por lo que la gente hacía. Luego se pusieron en medio de todos, y gritaron:

 «¡Oigan! ¿Por qué hacen esto? Nosotros no somos dioses, somos simples hombres, como ustedes. Por favor, ya no hagan estas tonterías, sino pídanle perdón a Dios. Él es quien hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. Y aunque en otro tiempo permitió que todos hicieran lo que quisieran, siempre ha mostrado quién es él, pues busca el bien de todos. Él hace que llueva y que las plantas den a tiempo sus frutos, para que todos tengan qué comer y estén siempre alegres».

A pesar de lo que Bernabé y Pablo dijeron, les fue muy difícil convencer a la gente de no ofrecerles sacrificios… (Hechos 14:14-18)

Y aún más de dos mil años después, continúa siendo difícil convencerlos, y más aún cuando estos pseudo lideres fomentan la atención y atracción hacia ellos mismos.

Debemos ser responsables de nuestro alimento espiritual y de la fuente, Jesús claramente lo dijo:

 “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6).

Busquemos la Verdad directamente de Su Palabra (la Biblia), cuando Cristo murió en la cruz del calvario el manto fue rasgado, (Mateo 27:51) ahora Cristo es nuestro mayor y supremo Sumo Sacerdote, Líder y Pastor  y como creyentes en Su obra terminada, nosotros tomamos parte de Su mejor sacerdocio. Nosotros podemos entrar ahora en el Lugar Santísimo por Él. 

Hebreos 10:19-20 dice que los fieles entran confiadamente al santuario “… teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo... 

Sin necesidad de intermediarios, terceros o “ungidos”, solo necesitamos a Jesús, Su Palabra y Su Guía.


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