lunes, 24 de agosto de 2015

¿Enseñamos como fariseos o como seguidores de Cristo?



Muchos de los fariseos enseñaban que la devoción al dinero y la devoción a Dios eran compatibles perfectamente entre sí.

Esto iba de la mano con la enseñanza popular de que las riquezas terrenales eran un indicio irrefutable de la bendición de Dios.

Por esta razón los ricos eran considerados como los predilectos de Dios, aquellos a los que según los fariseos Dios más amaba.

La riqueza era tenida como una demostración clara de aprobación divina, aquellos que poseían riquezas podían dar más limosnas, por lo que era comúnmente aceptado que los ricos eran los seguros candidatos al cielo.

Jesús destruyo no solo esta noción sino también la idea de que era posible ganar méritos para asegurar la entrada al cielo.

-Jesús entonces les dijo a sus discípulos:
—Les aseguro que es muy difícil que una persona rica entre en el reino de Dios. En realidad, es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para una persona rica entrar en el reino de Dios. - Mateo 19:23-24 

-Ningún esclavo puede trabajar al mismo tiempo para dos amos, porque siempre obedecerá o amará a uno más que al otro. Del mismo modo, tampoco ustedes pueden servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas. - Mateo 6:24 (Lucas 16:13)

Luego Pablo también se encargo de ratificar la enseñanza del Maestro diciendo:

-Pero los que sólo piensan en ser ricos caen en las trampas de Satanás. Son tentados a hacer cosas tontas y perjudiciales, que terminan por destruirlos totalmente. Porque todos los males comienzan cuando sólo se piensa en el dinero. Por el deseo de amontonarlo, muchos se olvidaron de obedecer a Dios y acabaron por tener muchos problemas y sufrimientos. -1Timoteo 6:9-10

-Adviérteles a los ricos de este mundo que no sean orgullosos ni confíen en sus riquezas, porque es muy fácil perder todo lo que se tiene. Al contrario, diles que confíen en Dios, pues él es bueno, y nos da todo lo que necesitamos para que lo disfrutemos. Mándales que hagan el bien, que se hagan ricos en buenas acciones. Recuérdales que deben dar y compartir lo que tienen. Así tendrán un tesoro que, en el futuro, seguramente les permitirá disfrutar de la vida eterna. -1Timoteo 6:17-19

Actualmente seguimos escuchando en algunas iglesias la misma enseñanza farisaica de que mientras más riquezas tenemos es porque Dios más nos ama y más nos ha bendecido y que eso es señal de que estamos haciendo las cosas excelentemente y somos un orgullo para el Señor, si ese argumento fuese cierto nos deberíamos preguntar ¿Dios no ama a los cubanos o a los africanos?, “recordemos que en Cuba, no verás iglesias con grandes edificios ni carteles deslumbrantes que hagan los cristianos. Apenas te darás cuenta de que existe la iglesia… hasta que llegues a conocer a la gente. Una sola iglesia ha plantado otras sesenta iglesias y una de esas sesenta iglesias ha plantado otras veinticinco iglesias. Los cristianos cubanos toman a Jesús al pie de la letra y multiplican la iglesia haciendo discípulos. Nada grandioso ni extravagante. Simplemente ir, bautizar y enseñar, y en el proceso, plantar iglesias de costa a costa en esa isla nación.” (Radical -David Platt.)

Hemos aprendido que mientras más tengamos más debemos dar y creemos que por tal motivo ganaremos la aprobación de Dios  por ende la entrada al cielo, olvidando o pasando por alto lo que Jesús enseñó:

-Un día, Jesús estaba en el templo, y se sentó frente a las cajas de las ofrendas. Allí veía cómo la gente echaba dinero en ellas. Mucha gente rica echaba grandes cantidades de dinero.

En eso llegó una viuda pobre, y echó en una de las cajas dos moneditas de poquísimo valor. Entonces Jesús dijo a sus discípulos:
—Les aseguro que esta viuda pobre dio más que todos los ricos.
Porque todos ellos dieron de lo que les sobraba, pero ella, que es tan pobre, dio todo lo que tenía para vivir. - Marcos12:41-44 

No se trata de dar al Señor porque tenemos mucho, se trata de dar por agradecimiento aun cuando no tengamos nada, Dios no está interesado en nuestro dinero sino en nuestro corazón, en nuestra entrega, en nuestra devoción a Él, debemos darnos cuenta que cualquier cosa que le entreguemos no se comparará nunca a lo que Jesús ya nos dio, que aunque no tengamos nada lo tenemos todo porque lo tenemos a Él, que nuestro mayor tesoro es saber que el Señor está con nosotros día y noche y que no nos alcanzará la vida para saldar la deuda que tenemos para con Cristo y que aún en la eternidad estaremos agradeciéndole, glorificándole y alabando Su Santo Nombre. (Apocalipsis 4:8-14/ 7:9-12).

No pongamos nuestra fe en las “bendiciones” recibidas para auto evaluarnos y encontrarnos dignos ante los ojos de Dios,  (1Corintios 10:12) recordemos que en el mundo hay mucha gente que es tan pobre que lo único que tiene es dinero y que nosotros debemos pensar al igual que Pablo cuando dijo:

-Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo… - Filipenses 3:7-8 

Entonces, entendamos que las riquezas terrenales no son un indicio de la bendición y/o aprobación de Dios.

No nos dejemos engañar con el desenfoque siniestro y manipulador de la enseñanza de conocer el árbol por los frutos, recordemos que esta enseñanza es una advertencia sobre los falsos maestros, la cual expresa:


El árbol y su fruto

»¡Cuídense de los profetas mentirosos, que dicen que hablan de parte de Dios! Se presentan ante ustedes tan inofensivos como una oveja, pero en realidad son tan peligrosos como un lobo feroz. Ustedes los podrán reconocer, pues no hacen nada bueno. Son como las espinas, que sólo te hieren. El árbol bueno sólo produce frutos buenos y el árbol malo sólo produce frutos malos. El árbol que no da buenos frutos se corta y se quema. Así que ustedes reconocerán a esos mentirosos por el mal que hacen…

¿Debemos dar buen fruto? – Si totalmente, pero el fruto demandado por Dios, no el fruto que nosotros consideramos que es bueno, no tomemos el lugar de Dios al juzgarnos nosotros mismos pensando que las cosas que creemos buenas son el sello que nos certifica como aprobados por el Señor, no creamos que por tener una Mega Iglesia estamos haciendo las cosas como Dios quiere, de ser así el Islamismo, Hinduismo, Judaísmo, Budismo y el Catolicismo estarían totalmente aprobados por nuestro Señor, debemos escudriñar las escrituras y confrontarnos nosotros mismos para que sea el mismo Dios quien nos diga si los supuestos frutos que damos y de los que nos jactamos son buenos o no.

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