1.- Disensión: Se nos dice que toda guerra,
pleito o pelea entre hermanos viene de las pasiones carnales que aun burbujean
en nuestro interior.
“¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros?
¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?”
2.- Ambición: La ambición mal sana de
procurar por todos los medios posibles lo que no tenemos proviene de desear lo
que no nos conviene. Si tan solo pidiéramos a Dios lo que necesitamos para
cumplir Sus deleites y no los nuestros, el Señor suplirá lo que nos faltara
conforme a sus riquezas en gloria (Filipenses 4:19). Adicionalmente la falta de sincronía entre la voluntad
soberana de Dios y nuestra voluntad caprichosa y circunstancial tendrá como
resultado una frustración progresiva que aumentará cada vez que no recibamos lo
que queremos, ya que pedimos mal, hasta llegar a niveles de codicia, envidia y
asesinato.
“Codiciáis,
y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y
lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís,
y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”.
3.- Mundanalidad: En el pensamiento de
Santiago no hay tonos grises, quien no es cristiano, es mundano y viceversa. No
puede haber coqueteo exitoso con el mundo y sus deseos mientras abrazamos la
cruz y avanzamos con Cristo de la mano.
“!!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es
enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se
constituye enemigo de Dios.”
“¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu
que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? 6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a
los soberbios, y da gracia a los humildes.”
A pesar de
que tenemos esos “ladrones” en nuestro interior, Dios en Su misericordia ha
dispuesto toda su ayuda a favor de Su pueblo. Por un lado tenemos la obra del Espíritu (v.5) que nos ayuda a darnos
cuenta de nuestras realidades, y por otro lado, contamos con el mayor regalo que
Dios pueda dar a quienes reconocen su condición ante el Dios santo; la gracia. Esta característica es
negada a quienes insisten en mantener su mundanalidad (soberbia) con sus respectivas nefastas consecuencias.
(Salmos 138:6, Proverbios 3:34)
Exhortaciones Santas (vss.
7-10):
7 Someteos, pues, a Dios;
resistid al diablo, y huirá de vosotros. 8 Acercaos a Dios, y él se
acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo,
purificad vuestros corazones.9 Afligíos, y
lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en
tristeza.10 Humillaos delante del Señor, y
él os exaltará.
Luego de
conocer nuestra triste realidad y la preciosa provisión de Dios, debemos tomas
decisiones. Los versículos 7-10 están llenos de exigencias de santidad para
aquellos humildes que reconocen su necesidad de Dios.
Se nos dice
que:
1.- Someternos a Dios: esa palabra implica
sumisión, rendición, obediencia incondicional.
2.- Resistir al Diablo: esto no es una
declaratoria de guerra contra el infierno sino una orden de rechazo voluntario
al sistema de antivalores que Satanás lidera.
3.- Acercarse a Dios: es una implicación
directa a la búsqueda incesante de la santidad.
4.- Limpiar las manos… purificar los corazones:
estos son señalamientos poéticos que apuntan a santificar también lo que
hacemos y lo que sentimos.
5.- Afligirnos,
lamentarnos y llorar: Esta debe ser la actitud resultante de entender
correctamente la realidad pecaminosa con la que ofendemos a Dios.
Cumpliendo todas
estas exigencias de Dios, nos estaremos humillando ante su majestad y en algún momento
Él nos exaltará como recompensa.
“Humillaos delante del Señor, y él os
exaltará.”
Viviendo
así, los “ladrones” ni huirán ni se morirán de hambre de este lado de la eternidad,
pero estarán presos en una cárcel de santidad y buenas obras de fe puestas en práctica.
-Extracto de la Predica titulada “Ladrones en la Casa”
– Pastor Alejandro Molero – Iglesia Bíblica Metropolitana (IBM) – Lechería 13
de Diciembre 2015
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