"El Evangelio
nunca nos dice de algo por hacer, El Evangelio nos habla acerca de algo que ha
sido hecho".
Algunos creen que El
Evangelio es toda La Biblia en sí, pero ¿qué hay de cierto en eso?
Hoy en día se tiende a dar
por sabido el significado de la palabra: Evangelio. Pero no nos damos cuenta
cuánto se ha vaciado esta importante palabra y gran verdad del propósito
principal de Dios (Efesios 1:11-14).
Redescubramos y realcemos lo que significa: EL EVANGELIO.
El Evangelio es una
palabra de esas que para nosotros es fácil dar por sentado porque la manejamos
tan seguido que se convierte en un montón de cosas buenas y eso es un peligro
porque es un término muy preciso.
El Evangelio no es el
equivalente a todo lo que es bueno e importante en el Cristianismo.
El Evangelio es una
palabra muy particular o tipo de discurso en La Biblia.
Desde Génesis hasta
Apocalipsis El Evangelio es La Promesa de Dios, de Su Hijo, quien aplastará la
cabeza de la serpiente, perdona los pecados de Su pueblo, resucita de entre los
muertos, y les da vida eterna únicamente sobre la base de Su Gracia por causa
de Cristo.
Ahora Euangelion es
simplemente buenas noticias particularmente asociadas con las batallas militares,
entonces un mensajero que regresaba a la capital del campo de batalla con el
anuncio, el Euangelion, del éxito en el campo de batalla.
Por lo tanto el Euangelion
es un reporte de victoria, es una especie de titulares que todos nosotros
escuchamos sobre la Segunda Guerra Mundial siendo concluida “VICTORIA EN EUROPA”,
eso es exactamente lo que El Evangelio es, y ese es el por qué no es solo una
buena noticia por su contexto, es una buena noticia en la forma de su entrega,
no es un buen consejo.
El Evangelio nunca nos
dice de algo que debamos hacer, El Evangelio nos habla acerca de algo que ha
sido hecho.
Escuchamos a la gente
decir hoy en dia:
¡Necesitamos vivir El
Evangelio! o ¡Necesitamos cumplir El Evangelio! Cuando en realidad lo que
necesitamos cumplir es La Ley, no puedes cumplir El Evangelio, eso es un error categórico,
es el más fundamental, básico, y teológico error que posiblemente podemos
cometer, confundir La Ley con El Evangelio, La Ley es buena, hacer cosas,
cumplir lo que Dios ordena es absolutamente importante, pero no es La Buena
Noticia, no es El Evangelio, y si confundimos esas dos cosas, nos estamos
haciendo en parte nuestros propios salvadores.
¡Nosotros somos salvados!
Nosotros no extendemos la encarnación
de Cristo, no contribuimos a Su obra de redención y reconciliación en el mundo.
Nosotros somos los
redimidos y le contamos a todos sobre eso, somos testigos de Su obra redentora
no extensiones de ella.
Ese es el motivo por el
que diría: Necesitamos desesperadamente hoy una mayor claridad sobre lo que
queremos decir por “El Evangelio.”
Tenemos música evangélica,
cruzadas evangelísticas, y tratados
evangelísticos, y evangelio esto y evangelio aquello, lo que necesitamos es más
concentración en El Evangelio en sí mismo y dejar de tratar de llenar esa
canasta con cualquier cosa que pensamos que es interesante.
El Evangelio es anunciar
La Victoria de Cristo en La Cruz, el proclamar el triunfo del Señor sobre el
acusador y La Salvación de nosotros gracias a Su sacrificio.
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