martes, 28 de octubre de 2014

¿Qué son las cinco solas?


Cinco solas es la denominación conjunta para cinco frases en latín que surgieron durante la Reforma Protestante y resumen las creencias teológicas básicas de los reformadores o protestantes que entraban en contraposición con la doctrina católica.

La palabra latina sola significa en español “solo” o “solamente”. 

Las cinco solas expresaban cinco creencias fundamentales, que los reformadores entendían como pilares esenciales para la vida y práctica cristianas.

Todas y cada una de las solas rechazaban o se oponían explícitamente a prácticas y doctrinas extendidas a comienzos del siglo XVI en la cristiandad latina y que los reformadores criticaban, atribuyéndolas a la usurpación de competencias, atributos o cualidades por la jerarquía eclesiástica de la Iglesia católica, y especialmente por su cabeza, el Papa; y que en realidad correspondían, o bien únicamente a Dios, o bien a todos los cristianos.


Sola scriptura (“solo por medio de la Escritura”)

Sola scriptura enseña que solo la Biblia es la palabra de Dios autoritativa e inspirada, es decir, la única fuente de doctrina cristiana, y que es accesible para todos, es decir, que es capaz de ser entendida con claridad, y se puede auto interpretar por medio de ella misma. El decir que la Biblia no necesita interpretación fuera de ella misma es una idea que se opone directamente a las enseñanzas tradicionales de la Iglesia ortodoxa, las antiguas iglesias orientales ortodoxas, la Iglesia copta, el anglo catolicismo y la Iglesia católica, las cuales enseñan que la Biblia sólo puede ser interpretada fielmente por medio de la tradición apostólica; estando ésta representada para la tradición Católico-romana por el Magisterio (que es la autoridad de enseñanza que tienen los obispos en unión con el Papa). 

A Sola scriptura a veces se le llama el principio formal de la Reforma, puesto que es la fuente y norma para el principio material, Sola fide.


Sola fide (“Solo por la fe Dios salva”)

Sola fide es la enseñanza que dice que la justificación (interpretada en la teología protestante como “ser declarado justo por Dios”, y se asume que significa “salvación”) se recibe sólo por la fe, sin ninguna mezcla ni necesidad de buenas obras, aunque en la teología protestante clásica, la fe salvadora siempre se evidencia por las buenas obras. Algunos protestantes ven esta doctrina resumida con la fórmula “la fe produce justificación y buenas obras” y contrastada con la fórmula católico-romana “fe y buenas obras producen justificación”.


“Esa Buena Noticia nos revela cómo Dios nos hace justos ante sus ojos, lo cual se logra del principio al fin por medio de la fe. Como dicen las Escrituras: «Es por medio de la fe que el justo tiene vida»”. Romanos 1:17 NTV



Sola gratia (“solo por la gracia”)

Sola gratia es la doctrina que sostiene que la salvación viene sólo por la gracia divina o gracia de Dios; es decir, por un “favor inmerecido”, no como algo que el pecador haya conseguido por sus propios méritos.

“aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”  Efesios 2:5-9


“mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” Romanos 6:22-23


Solus Christus o Solo Christo (“solo Cristo” o “solo a través de Cristo”)

Solus Christus enseña que Jesucristo es el único mediador entre Dios y el hombre, y que no hay salvación por medio de ningún otro.


“porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres: Jesucristo hombre”. 1 Timoteo 2:5

“y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Hechos 16:30–31
“pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.” Romanos 5:9

“porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo,” 1 Tesalonicenses 5:9



Soli Deo gloria (“la gloria solo para Dios”)

Soli Deo gloria enseña que toda la gloria es sólo para Dios, puesto que la salvación sólo se lleva a cabo a través de su voluntad y acción; no sólo el don de la redención todo-suficiente de Jesús en la cruz, sino también el don de la fe en esa redención, creada en el corazón del creyente por el Espíritu Santo.

“porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén. Romanos 11:36
“por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.” 1 Timoteo 1:17

al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén. Romanos 16:27

“al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén. Judas 1:25

Pensar no es Pecado

¿Qué es el discernimiento bíblico y por qué es importante?
En su definición más simple, el discernimiento es la habilidad de poder decidir entre la verdad y el error, lo bueno y lo malo. El discernimiento es el proceso de hacer distinciones cuidadosas en nuestra mente sobre la verdad. En otras palabras, la habilidad de pensar con discernimiento es sinónimo a la habilidad de pensar bíblicamente.

1 Tesalonicenses 5:21-22 enseña que es la responsabilidad de cada cristiano poder discernir. 

1 Juan 4:1 dice, “Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo”. De acuerdo con el Nuevo Testamento, el discernimiento no es una opción para el creyente, es un requisito.

La clave para vivir una vida sin compromisos está en nuestra habilidad de practicar el discernimiento en cada área de nuestra vida. Por ejemplo, el fallar a distinguir entre la verdad y el error deja al cristiano sujeto a la manera de pensar de un falso maestro. La enseñanza falsa nos lleva a un pensar anti-bíblico, que resulta en una vida sin fruto y desobediente, una receta para el compromiso.

Desafortunadamente, el discernimiento es un área en donde muchos cristianos caen. Ellos ven muy poca habilidad de medir las cosas que les están enseñando contra el infalible estándar de la Palabra de Dios, entonces hacen una variedad de decisiones y cosas anti-bíblicas. No están armados para tomar una postura bíblica contra el pensamiento y las actitudes anti-bíblicas que enfrentan durante el día.

El discernimiento cruza la vida Cristiana en cada área. La Palabra de Dios nos provee con el discernimiento necesario para toda cosa en la vida. De acuerdo con Pedro, “como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia” (2 Pedro 1:3).

Podemos ver que es por medio del “conocimiento de aquel” que hemos recibido todo lo que necesitamos para vivir la vida cristiana en este mundo caído. ¿Y qué otra manera tenemos para conocer el verdadero conocimiento de Dios, si ni por medio de las páginas de Su Palabra, la Biblia? De hecho, Pedro nos dice que ese conocimiento viene mediante “sus preciosas y grandísimas promesas” 

El discernimiento (la habilidad de pensar bíblicamente en todas las áreas en nuestra vida) es indispensable para una vida sin compromiso. ¡Es importante que el cristiano desee el discernimiento que Dios le ha provisto por medio de Su verdad preciosa! Sin él, cristianos están en peligro de ser “llevados por doquiera de todo viento de doctrina” (Efesios 4:14).



Referencias:
-Biblia de estudio –John Macarthur. Reina Valera, 1960 - Grupo Nelson.
-Bible Gateway - Link
-Gracia a vosotros - link



lunes, 27 de octubre de 2014

¿Decretar?

Antes que nada entendamos primero que significa decretar:

Decretar viene del latín decretare y significa darle poder a una persona o institución. En el caso del cristiano no podemos darle poder a Dios, ya que Él es todopoderoso y no necesita de nosotros.

En el caso de la metafísica y los estudios de superación personal, decretar es usar el poder de tu palabra para obtener los resultados que deseas.

Decretar es una afirmación verbal o mental que es emitida por una persona con la autoridad de saber que se llevará a cabo.

Imagina que eres un jefe que da órdenes lógicas y concretas, sabiendo que se llevarán a cabo. Eso es decretar.

Hoy muchas iglesias están llenas de gente altiva y soberbia, con ansias de poder y de tener más dinero, sus “siervos ungidos” fueron inspirados, por satanás, para crear una nueva moda que ha resultado muy eficaz para mantener contentos a esa gente. 

“Decreta tu prosperidad;  declara tu sanidad y recíbela en el nombre de Jesús;  proclama y decreta que ya eres libre de las deudas y créelo, porque para el que cree todo es posible”.

Muchos son los que están convencidos de que esto no solamente funciona, sino que es la voluntad de Dios.

Pero han llegado todavía más lejos al enseñar que Dios está obligado a cumplir Su Palabra, por tanto debemos ordenarle para que lo haga, recordándole que Él no es hombre para mentir. 

“Señor tu palabra dice que tú eres mi sanador, yo lo creo y ordeno que me sanes ¡ahora!”

“Señor tu dijiste que suplirías todas mis necesidades conforme a tus riquezas en gloria y yo necesito un auto 0km ¡ya!”

Constantemente escuchamos a predicadores famosos decir:  
“tus palabras tienen poder, declara por fe que ya tienes lo que pides, llama a las cosas que no son como si ya fuesen ¡ejercita tu fe!”
Imagínense a hombres mortales, que no son nada más que polvo;  a pecadores débiles, llenos de egoísmo, avaricia y vanagloria ordenándole al Dios Todopoderoso.

¿Puede haber algo más absurdo?   Probablemente si a Dios esto no lo enfurece, en el mejor de los casos lo haga reír un buen rato.

“el que habita en los cielos se reirá;  el señor se burlará de ellos”

¿Enseña la biblia que podemos ordenar a Dios?

El rey David suplicó:

“oh jehová, sálvanos ahora, te ruego; te ruego, oh jehová, que nos hagas prosperar ahora” (Salmos 118:25)

Jesús suplicó por pedro al padre: 

“pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte;  y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos” (Lucas 22:32)

Jesús suplicó al padre por sus discípulos: 

“yo ruego por ellos;  no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son” (Juan 17:9)

Jesús suplicó a dios padre por sí mismo: 

“y cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” (Hebreos 5:7-8)

Pablo enseñó a la iglesia cómo orar al padre:

“orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:18)

Ordenar a Dios cuando oramos es una de las peores blasfemias contra su divinidad y autoridad.

“y los demonios le rogaron, diciendo: envíanos a los cerdos para que entremos en ellos” (Marcos 5:12)

Imagínense que si hasta los demonios ruegan a Dios con temblor y terror  ¡cuánto más nosotros!
Amada iglesia:

Suplantan a Dios esos soberbios.  No le piden ni suplican a Dios, sino que con arrogancia piensan que se debe cumplir lo que ellos “declaran”, “decretan” o “confiesan”.
Han sido engañados como Eva por la serpiente, cuando le dijo:
“seréis semejantes a Dios” (Génesis 3:4-5).
Levantémonos firmemente en contra de esa blasfemia que se ha introducido en nuestra iglesia.
Los decretos son de Dios, no del hombre. (Deuteronomio 26:16)


Referencias:
-Biblia de estudio –John Macarthur. Reina Valera, 1960 - Grupo Nelson.
-Bible Gateway - Link
-Word Reference - Decretar - Link
-Mi Superación Personal - Link


jueves, 23 de octubre de 2014

¿Por qué murió Jesús?



Hace unos días escuchaba predicar esto:

 "Hay cuatro razones elementales por las que Jesús sufrió la cruz: para darnos salvación, salud, bendición y prosperidad. No menosprecies Su amor y sacrificio adquiriendo deudas que te esclavizan. Aprende a vivir de acuerdo a tus ingresos.”

¿En serio? ¿que dice la Biblia con respecto a esto?

Juan 3:16 nos dice  Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”.

·         Murió por amor: La misión de Jesús aquí en la tierra fue motivada por el amor sin igual que siente por cada uno de nosotros, aún si no merecernos ese amor. El no entregó su vida en contra de su voluntad, no estuvo obligado a hacerlo, pero aun así te amo tanto que entregó su vida por ti y por mí. 

     "El Padre me ama, porque sacrifico mi vida para poder tomarla de nuevo. Nadie puede quitarme la vida sino que yo la entrego voluntariamente en sacrificio. Pues tengo la autoridad para entregarla cuando quiera y también para volver a tomarla. Esto es lo que ordenó mi Padre." Juan 10:17-18

·         Murió para perdonar nuestros pecados: Para que todo el que crea en él no se pierda. Dios entregó a su hijo para que muriera en beneficio tuyo y mío. Nuestro padre celestial no deseaba que nadie se perdiera y por nosotros mismos no podíamos alcanzar ese perdón de pecados, así que Jesús fue ese sacrificio perfecto para perdón de nuestros pecados. 

    "Pues Cristo murió para librarlos del castigo por los pecados que habían cometido bajo ese primer pacto." Hebreos 9:15

·          Murió para darnos vida eterna: Para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Todos sabemos que en algún momento nos llegará la hora de morir, nuestro tiempo aquí en la tierra es temporero, eso es ley de vida. ¿Pero qué sucede después de la muerte? ¿Termina todo ahí? La respuesta es no, no todo termina ahí, al contrario, en ese momento comienza una vida que es eterna, y sólo hay dos lugares a donde podremos ir, o al paraíso con Dios o lamentablemente al infierno donde todos es castigo y sufrimiento.


Dios envió a su hijo para que ninguno de nosotros se perdiera, El desea que tú y yo pasemos una vida eterna junto a Él y su hijo Jesús. En el cielo no hay sufrimientos, ya no hay dolor, no enfermedades, no hay nada que nos agobie. En una vida eterna junto a Dios solo hay paz, amor, gozo, y no hay palabras suficientes para describirlo ya que la misma Biblia nos dice que:

"Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado, lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman" (1 Corintios 1:9).

La muerte de Jesús en la cruz fue por nuestros pecados, única y exclusivamente, sin este sacrificio ninguno tendría vida eterna. Jesús Mismo dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.” (Juan 14:6). En esta declaración, Jesús expone la razón de su nacimiento, muerte y resurrección – para proveer el camino al cielo para una humanidad pecadora, quien jamás podría llegar allí por sí misma. No para que tengamos salud y muchísimo menos dinero o prosperidad.

¿Hasta cuando el cuentico de la plata y la prosperidad?


Referencias:
-Biblia de estudio –John Macarthur. Reina Valera, 1960 - Grupo Nelson.

lunes, 20 de octubre de 2014

¿Qué es el verdadero Evangelio?"




El verdadero Evangelio son las buenas noticias de que Dios salva a los pecadores. El hombre es pecador por naturaleza y está separado de Dios sin esperanza alguna de remediar tal situación. Pero Dios ha provisto los medios para la redención del hombre; en la muerte, sepultura y resurrección del Salvador, Jesucristo.


La palabra “evangelio” significa literalmente “buenas nuevas.” Pero para comprender verdaderamente que tan buenas son estas noticias, debemos entender primeramente las malas noticias. Como resultado de la caída del hombre en el Jardín del Edén (Génesis 3:6), cada parte del hombre – su mente, voluntad, emociones y carne – han sido contaminadas por el pecado. Por la naturaleza pecadora del hombre, él no busca ni puede buscar a Dios. 

Él no tiene el deseo de venir a Dios y, de hecho, su mente mantiene una hostilidad hacia Dios (Romanos 8:7). Dios ha declarado que el pecado del hombre lo condena a una eternidad en el infierno, separado de Él. Es en el infierno donde el hombre paga el castigo por pecar contra un Dios santo y justo. Ciertamente estas serían malas noticias, si no existiera un remedio.



Pero en el Evangelio, Dios, en Su misericordia, ha provisto ese remedio, un sustituto para nosotros – Jesucristo – quien vino a pagar el castigo por nuestro pecado, mediante Su sacrificio en la cruz. Esta es la esencia del Evangelio que Pablo predicaba a los corintios. 

En 1 Corintios 15:2-4, él explica los tres elementos del Evangelio – la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo a nuestro favor. 

Nuestra vieja naturaleza murió con Cristo en la cruz y fue sepultada con Él. Entonces nosotros fuimos resucitados con Él a una nueva vida (Romanos 6:4-8). 

Pablo nos dice que nos “sujetemos firmemente” a este verdadero Evangelio, el único que salva. Creer en cualquier otro evangelio es creer en vano. 

En Romanos 1:16-17, Pablo también declara que el verdadero Evangelio “Es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree,” con lo cual él nos dice que la salvación no se logra mediante el esfuerzo del hombre, sino por la gracia de Dios a través del don de la fe (Efesios 2:8-9).



Mediante el Evangelio, a través del poder de Dios, aquellos que creen en Cristo (Romanos 10:9) no solo son salvados del infierno. De hecho, nos es dada toda una nueva naturaleza (2 Corintios 5:17) con un corazón cambiado y un nuevo deseo, voluntad, y actitud que son manifestados en buenas obras. 

Este es el fruto que el Espíritu Santo produce en nosotros por Su poder. 

Las obras nunca son los medios para la salvación, pero sí son la prueba de ella (Efesios 2:10). Aquellos que son salvados por el poder de Dios, siempre mostrarán la evidencia de la salvación por medio de una vida transformada.



Fuente:http://www.gotquestions.org/Espanol/verdadero-Evangelio.html#ixzz3GjPGN3fU

"Sanas Doctrinas"



¿Qué se necesita para cambiar la posición doctrinal de una iglesia? 

Todo lo que se necesita es que unos pocos creyentes de buena reputación apoyen y justifiquen la enseñanza falsa. No pasara mucho sin que la multitud comience a seguirle. Muy pocos creyentes se percatan de cuán fuerte es la tentación para seguir el ejemplo de otros.
Los creyentes deberían aprender a no poner su confianza en los hombres “piadosos”, sino en la Palabra de Dios. 
Si somos humildes, consideraremos seriamente las opiniones y las prácticas de aquellos que tienen una reputación de ser piadosos. Sin embargo, si sus opiniones y prácticas son contrarias a la Palabra de Dios, no debemos seguir su ejemplo.

Hoy en día es preocupante la cantidad de falsas doctrinas que se están predicando en muchas congregaciones, tal como lo dice la palabra en 1 Timoteo 4:1 (doctrinas de demonios), Mateo 15:9, (doctrinas  de hombres) y Hebreos 13:9 (doctrinas extrañas).

Dentro de estas doctrinas de las cuales nos advierte Dios en Su palabra, las más conocidas y que por el momento están siendo enseñadas y predicadas a muchas ovejas de Cristo, podemos mencionar las siguientes:

1- Doctrina de la prosperidad:  Enseñanza enfocada al dinero, codicia, prosperidad, excelencia, administración eficaz etc.
2- Doctrina de la comodidad:  Enseñanza enfocada en realizar actividades dentro de la congregación pero sin salir de las 4 paredes a evangelizar, visitar enfermos, atender viudas y necesitados etc.
3- Doctrina del servilismo: Enseñanza enfocada a realizar un sinfín de tareas domésticas dentro de la congregación por medio de las cuales la oveja de Cristo alcanzará la salvación y el cielo sin necesidad de vivir una  Vida de santidad, de arrepentimiento, de amor a Dios, de amor al prójimo y por supuesto a más cantidad de actividades domésticas más galardones en el cielo.
4- Doctrina del Nicolaísmo: Enseñanza en la cual solo los pastores tienen absoluta autoridad, solo ellos pueden escuchar la voz de Dios, los pastores no rinden cuentas a nadie, los pastores deben estar al tanto de todo lo que sucede a las familias de la    Congregación, los pastores deciden en qué área debe servir cada oveja, nadie tiene derecho a preguntar, ni escudriñar, tampoco cuestionar y la oveja es intimidada.
5- Doctrina de los eunucos: Enseñanza por medio de la cual los varones son despojados de su autoridad/cabeza de familia, de su derecho a elegir, de su derecho a decidir, son despojados de su personalidad pasando a ser ciegos servidores de líderes o pastores caprichosos, en pocas palabras pierden su identidad como varones.
6-Doctrina de Jezabel: Enseñanza por medio de la cual por debajo de la mesa en muchos casos las esposas de los pastores son las que dirigen las congregaciones teniendo como resultado, matriarcado congregacional, matriarcado familiar, enfoque a actividades sociales como comidas a granel, actividades donde se usa música mundana dentro de las congregaciones, hogares divorciados, falta de sujeción al esposo, profecías falsas etc.
Y podríamos mencionar muchas más pero estas doctrinas son las que por el momento están causando una gran destrucción a las ovejas de Cristo.
Cada una de las doctrinas mencionadas anteriormente asegura que es "Sana Doctrina", compitiendo así entre ellas mismas, pero no se han dado cuenta que todas estas doctrinas tienen algo en común, algo que las hace encajar dentro del mismo empaque, algo que las delata como FALSAS DOCTRINAS; Y lo que tienen en común es lo siguiente:
No predican del arrepentimiento, no predican en contra del pecado, del infierno, de la vida eterna, de la santidad, de los requisitos de los diáconos, de los requisitos de los pastores.
Cristo todavía está dando tiempo para que nos arrepintamos de nuestros pecados, pero cuando Cristo venga por su verdadera iglesia (entiéndase la que guardó su palabra completa y predicó únicamente en favor de Cristo), ya no habrá oportunidad de arrepentirse.

Por favor lee tu biblia completa de Génesis a Apocalipsis, escudriña lo que te enseñan y si no te predican en contra del pecado o del arrepentimiento te invito a que revises los siguientes versículos donde el mismo Jesucristo demostró que ese es el mensaje que debemos escuchar  y predicar.


Estudiemos con empeño la Palabra de Dios, no dejemos que más herejía entren a la iglesia por nuestra de falta de conocimiento de las Santas Escrituras. Vamos con ánimo a aprender la sana doctrina cada día.




jueves, 16 de octubre de 2014

Idolatría Pastoral



Comenzare esta entrada con una frase de John MacArthur que dice:

“Predicar el evangelio entre los “cristianos” de hoy en día, es meterte a ti mismo en peor guerra que predicando el evangelio en el mundo”

Desde que el Santo Espíritu de Dios me inspiro para leer lo que en verdad dice el Señor en Su Palabra, he descubierto cualquier cantidad de errores en las enseñanzas que he recibido durante el tiempo como hijo de Dios que me ha llevado a agradecer con denuedo por las revelaciones que he encontrado en el olvidado principio vital de escudriñar las Sagradas Escrituras, en un análisis profundo de la importancia que ha sido para mí el conocer la Verdad directamente de la boca de Dios, he podido darme cuenta que de no ser por esta necesidad, hubiese podido pasar toda mi vida siguiendo un camino trazado por hombres y no por la misma mano del Señor y que mi vida estuvo a punto de ser guiada hacia un desfiladero de condenación por colocar mi fe en la “interpretación” de alguien o en la herencia religiosa aprendida de un predicador.

Las Escrituras nos mencionan que Cristo es la cabeza de la iglesia. Así lo menciona el apóstol Pablo: 

“y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo” (Efesios 1:22-23).

Dios delega su autoridad a Jesucristo, y Él la emplea a la iglesia: 

“porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y Él es su salvador” (Efesios 5:23). 

Sin embargo, las Escrituras no sólo mencionan que Jesús es la autoridad, sino que también la iglesia es un cuerpo conformado por los hijos de Dios, de los cuales nadie es más que nadie, léase bien: “nadie es más que nadie”.

Es obvio que no todos poseemos los mismos dones espirituales que Dios entrega, pero conformamos un solo cuerpo, así lo mencionó el apóstol Pablo: 

“Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros” (Romanos 12:4-5).

Ahora bien, ¿porque nos empeñamos en engrandecer y sobrevalorar la posición pastoral en la iglesia? ¿Porque algunos cristianos damos por sentado que todo lo que sale de la boca del pastor o líder es absolutamente cierto e irrefutable? ¿Por qué asumimos que el hecho de estar en un pulpito es credencial del conocimiento total y fiel de las Sagradas Escrituras?

No mis hermanos el hecho de que alguien este parado en un pulpito no es autoridad para la credulidad de lo que escuchamos, bien lo decía el pastor John Stott

"No se preocupen por quién entra y sale de vuestras iglesias; preocúpese por lo que entra y sale de vuestro púlpito."

Una evidencia obvia de la exaltación al pastor o líder que la congregación realiza es la gran cantidad de “títulos” que condecoran al liderazgo de una divina superioridad. Esta variedad de nombres magnifican en sobremanera el rol pastoral, muchas veces rebajando a la congregación a simples oyentes o receptores de una revelación única e incuestionable. Les declaramos ungidos, profetas, ángeles de la iglesia, voces de Dios, y en muchos casos, sacerdotes o apóstoles. Estos títulos suelen ser naturalmente empleados para adoptar calificaciones divinas a un sistema humano. Muchas veces se menciona que los pastores son ungidos de Jehová. 

¿Acaso son los únicos ungidos? El Nuevo Pacto nos unge a todos los cristianos en el amor de Dios y el Espíritu Santo: 

“Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas” 
(1 Juan 2:20).

La unción descrita en el Nuevo Testamento es espiritual, y está relacionada con el Espíritu Santo de Dios: 

“cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret…” 
(Hechos 10:38) y 

“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres…” (Lucas 4:18).

A lo que voy con todo esto es que he escuchado infinidad de veces en mi iglesia la típica frase:

“El Señor dijo por medio de nuestro Pastor que…”.

¿Qué sucedería si el pastor menciona algo que carece de sentido y fundamento bíblico? 

¿Cómo sabemos que sus “interpretaciones” van acorde a la totalidad del mensaje de la Palabra de Dios?

Pues no hay otra manera más que leyendo la Biblia constantemente, escudriñando la verdad que Dios nos ha dado por herencia (Juan 5:39Mateo 7:15), el hecho que un pastor opine su versión de la Biblia no requiere que sea acatado fielmente si dicha opinión dista ampliamente de la verdad expuesta por Dios en Su Palabra.

Si exaltamos a nuestros pastores como únicos reveladores de la voluntad de Dios para nuestras vidas estamos propensos a ser manipulados por mensajes extra bíblicos, muchas veces proclamados sin conciencia de manipulación y mientras más exaltamos a nuestros pastores como únicos receptores de la interpretación bíblica más descuidamos el estudio de la Palabra de Dios por considerar que la única revelación proviene del pastor y sus exhortaciones. Todo esto lleva a una idolatría pastoral, elevando a nuestros pastores a lugares divinos, calificándolos de ser más especiales que el resto.

Pero eso no es todo, el mayor de los daños esta en aquellos que por su idolatría al pastor colocan sus interpretaciones por encima de la Palabra del Señor y a la hora que alguien los confronte con autoridad y fundamento bíblico se cierran a cualquier otra opinión que no sea la que “su pastor” le ha enseñado y por consiguiente hay vidas enteras que se han fundamentado en enseñanzas pastorales anti bíblicas y que son tomadas como “verdad” y las continúan enseñando cayendo así en lo que llamamos herencia religiosa.

Y este tipo de cristianos son a los que Mark Twain hacía referencia cuando dijo:

“Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados”

Y es cierto, para nosotros los cristianos que deseamos que nuestros hermanos conozcan la verdad, se nos hace más difícil que si predicamos a los inconversos que desconocen la Palabra de Dios, ya que se niegan a creer que han desperdiciado su vida de cristianos colocando su fe en algo que no es real.

Nuestras iglesias se han contagiado de una extensa red de burocracia cristiana que hace más difícil el resolver los problemas comunes de la congregación. La mayoría de las iglesias contiene unas redes cerradas que apuntan siempre a un solo líder, o a un grupo de líderes, del cual proceden todo tipo de autorizaciones y mandatos. En la mayoría de las iglesias los pastores dependen de otros grupos directivos, y a su vez estos últimos dependen de otros grupos de mayor jerarquía.

Este afán de diseñar mega organizaciones puede imposibilitar el real propósito de la iglesia: servir.

Muchas veces la iglesia no ejerce aquel servicio, sino que es la congregación quien sirve a la iglesia, muchas veces explotando a los hermanos quienes humildemente aceptan aquellos trabajos con el argumento manipulado de que todo lo que haces en la iglesia es servir a Dios, una cosa es servir a Dios y otra muy distinta trabajar en la iglesia o para la iglesia.

El hecho que alguien revise si la doctrina enseñada por la iglesia tiene una real validez en las Escrituras es considerado un acto de “murmuración contra Dios”.

Muchas veces, a aquellos hermanos que examinan la real validez de nuestras tradiciones les calificamos con apelativos como: “enfermo en el espíritu”, “letrado”, “se cree pastor”, “tiene demonio”, “espíritu jezabelico”, “rebelde”, “porfiado”, “descarriado”, “está probado en su fe”, “no sigue la sana doctrina”, o van más allá y te dicen como me dijo una vez un líder “Aléjate de mi satanás”

Sin embargo, el hecho que la mayoría acepte determinadas prácticas no garantiza que aquellas sean correctas, pues lo correcto o incorrecto no se regula por votación, sino por una revisión de su apego a las Escrituras.

 La consulta es:

¿Quiénes están en error?

¿Aquellos que buscan la voluntad de Dios mediante las Escrituras? ¿O aquellos que persisten con una actitud sometida al designio de un determinado líder?

¿La persona que escudriña la Palabra de Dios buscando la real validez de nuestras prácticas? ¿O quienes siguen un camino desviado de forma tan cómoda que jamás se alertan de su error?

Por lo tanto, es muy probable que toda una iglesia siga un conjunto de tradiciones humanas que no llevan a ningún destino, y pueda que solo uno esté en lo correcto, renovando su entendimiento de la voluntad de Dios a cada instante, por medio de la Santa Palabra de nuestro Dios y la comunión con Él.

El entendimiento de Dios, por medio de Su Santa Palabra y de Su Santo Espíritu, es el mejor antídoto contra las tradiciones humanas, las cuales son una droga mortífera que nos separa de Cristo.



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