lunes, 27 de octubre de 2014

¿Decretar?

Antes que nada entendamos primero que significa decretar:

Decretar viene del latín decretare y significa darle poder a una persona o institución. En el caso del cristiano no podemos darle poder a Dios, ya que Él es todopoderoso y no necesita de nosotros.

En el caso de la metafísica y los estudios de superación personal, decretar es usar el poder de tu palabra para obtener los resultados que deseas.

Decretar es una afirmación verbal o mental que es emitida por una persona con la autoridad de saber que se llevará a cabo.

Imagina que eres un jefe que da órdenes lógicas y concretas, sabiendo que se llevarán a cabo. Eso es decretar.

Hoy muchas iglesias están llenas de gente altiva y soberbia, con ansias de poder y de tener más dinero, sus “siervos ungidos” fueron inspirados, por satanás, para crear una nueva moda que ha resultado muy eficaz para mantener contentos a esa gente. 

“Decreta tu prosperidad;  declara tu sanidad y recíbela en el nombre de Jesús;  proclama y decreta que ya eres libre de las deudas y créelo, porque para el que cree todo es posible”.

Muchos son los que están convencidos de que esto no solamente funciona, sino que es la voluntad de Dios.

Pero han llegado todavía más lejos al enseñar que Dios está obligado a cumplir Su Palabra, por tanto debemos ordenarle para que lo haga, recordándole que Él no es hombre para mentir. 

“Señor tu palabra dice que tú eres mi sanador, yo lo creo y ordeno que me sanes ¡ahora!”

“Señor tu dijiste que suplirías todas mis necesidades conforme a tus riquezas en gloria y yo necesito un auto 0km ¡ya!”

Constantemente escuchamos a predicadores famosos decir:  
“tus palabras tienen poder, declara por fe que ya tienes lo que pides, llama a las cosas que no son como si ya fuesen ¡ejercita tu fe!”
Imagínense a hombres mortales, que no son nada más que polvo;  a pecadores débiles, llenos de egoísmo, avaricia y vanagloria ordenándole al Dios Todopoderoso.

¿Puede haber algo más absurdo?   Probablemente si a Dios esto no lo enfurece, en el mejor de los casos lo haga reír un buen rato.

“el que habita en los cielos se reirá;  el señor se burlará de ellos”

¿Enseña la biblia que podemos ordenar a Dios?

El rey David suplicó:

“oh jehová, sálvanos ahora, te ruego; te ruego, oh jehová, que nos hagas prosperar ahora” (Salmos 118:25)

Jesús suplicó por pedro al padre: 

“pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte;  y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos” (Lucas 22:32)

Jesús suplicó al padre por sus discípulos: 

“yo ruego por ellos;  no ruego por el mundo, sino por los que me diste; porque tuyos son” (Juan 17:9)

Jesús suplicó a dios padre por sí mismo: 

“y cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente. Y aunque era hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia” (Hebreos 5:7-8)

Pablo enseñó a la iglesia cómo orar al padre:

“orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6:18)

Ordenar a Dios cuando oramos es una de las peores blasfemias contra su divinidad y autoridad.

“y los demonios le rogaron, diciendo: envíanos a los cerdos para que entremos en ellos” (Marcos 5:12)

Imagínense que si hasta los demonios ruegan a Dios con temblor y terror  ¡cuánto más nosotros!
Amada iglesia:

Suplantan a Dios esos soberbios.  No le piden ni suplican a Dios, sino que con arrogancia piensan que se debe cumplir lo que ellos “declaran”, “decretan” o “confiesan”.
Han sido engañados como Eva por la serpiente, cuando le dijo:
“seréis semejantes a Dios” (Génesis 3:4-5).
Levantémonos firmemente en contra de esa blasfemia que se ha introducido en nuestra iglesia.
Los decretos son de Dios, no del hombre. (Deuteronomio 26:16)


Referencias:
-Biblia de estudio –John Macarthur. Reina Valera, 1960 - Grupo Nelson.
-Bible Gateway - Link
-Word Reference - Decretar - Link
-Mi Superación Personal - Link


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