"No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio."
(Juan 7:24, RVR1960)
(Juan 7:24, RVR1960)
Una Acusación Malentendida
Querido hermano, pocas frases de la Biblia se citan tan rápido y con tanta seguridad como Mateo 7:1: "No juzguéis, para que no seáis juzgados." La escuchas en la iglesia, en conversaciones casuales, incluso en el mundo secular. Es el escudo favorito de quien quiere silenciar cualquier crítica: "¿Me estás juzgando? ¡La Biblia dice que no lo hagas!" Pero, ¿realmente entendemos lo que Jesús quiso decir? Porque si nos detenemos a leer con cuidado, descubrimos que este versículo no prohíbe todo juicio; condena la hipocresía y nos llama a algo más alto: juzgar con justo juicio.
Vivimos en un tiempo donde el discernimiento escasea, donde señalar el pecado o el error se ve como falta de amor. Sin embargo, la Palabra de Dios nos muestra que juzgar no solo es permitido, sino necesario—siempre que se haga con justicia, humildad y amor. En este capítulo, exploraremos qué significa "juzgar con justo juicio," por qué es esencial para la iglesia y cómo distinguir entre el juicio hipócrita que Jesús reprueba y el juicio bíblico que Él aprueba. Prepárate, hermano, porque esta verdad no es un pase para la indiferencia, sino un llamado a vivir con claridad y valentía.
Mateo 7: No Hipocresía, Sino Discernimiento
Empecemos con Mateo 7:1-2: "No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido." A primera vista, parece una prohibición absoluta. Pero sigue leyendo. En los versículos 3-5, Jesús dice: "¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? [...] ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo." El problema no es juzgar; es juzgar con hipocresía, condenando a otros mientras ignoramos nuestro propio pecado.
Luego, en Mateo 7:15-20, Jesús nos manda: "Guardaos de los falsos profetas [...] por sus frutos los conoceréis." ¿Cómo identificamos a un falso profeta sin juzgar? Es imposible. Jesús asume que evaluaremos sus vidas y enseñanzas—a sus "frutos"—para discernir la verdad. Juzgar no es el error; hacerlo con doble rasero o superficialidad lo es. Por eso, en Juan 7:24, aclara: "No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio." No se trata de no juzgar, sino de hacerlo bien.
El Ejemplo de Pablo: Juzgar para Proteger
El apóstol Pablo refuerza esta idea. En 1 Corintios 5, aborda un caso escandaloso: un hombre en la iglesia de Corinto vivía en pecado sexual con su madrasta, y todos lo sabían. Pablo no dice: "No juzguen, déjenlo en paz." Al contrario, ordena: "Quitad de entre vosotros a ese malvado" (v. 13). ¿Por qué? Porque tolerar el pecado abierto daña a la iglesia. En el versículo 6, advierte: "¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?" Permitir que un "falso cristiano" permanezca sin corrección fomenta el pecado y mancha el testimonio del evangelio ante el mundo.
Pablo no actúa por odio, sino por amor—amor a Dios, a la iglesia y al pecador, esperando que el juicio lo lleve al arrepentimiento (v. 5). En 2 Timoteo 4:2, exhorta: "Corrige, reprende y anima [...] con paciencia y buena enseñanza." Juzgar justamente es parte del ministerio; no hacerlo es negligencia. ¿Cómo mantener pura la iglesia sin discernir entre lo santo y lo profano?
El Llamado al Discernimiento en la Iglesia
Jesús y Pablo no son los únicos. En Apocalipsis 2:2, Cristo elogia a la iglesia de Éfeso: "Has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos." Los efesios juzgaron y expulsaron a falsos maestros—y fueron felicitados por ello. Pero en el mismo capítulo, reprende a Pérgamo (vv. 14-15) por tolerar a quienes enseñaban herejías y practicaban inmoralidad. La diferencia es clara: juzgar con justo juicio protege; no juzgar destruye.
Hoy, hermano, la iglesia necesita desesperadamente este discernimiento. Falsos cristianos—los que dicen seguir a Cristo pero viven en rebelión—son el mayor obstáculo para el evangelismo auténtico. Una iglesia que tolera la hipocresía o el pecado abierto no es iglesia; es un club social con fachada religiosa. 1 Corintios 5:11 nos manda no asociarnos con "quien, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra." Juzgar justamente no es opcional; es un acto de amor al evangelio y al mundo que nos observa.
Juzgar Bíblicamente: Un Acto de Amor
Entonces, ¿cuándo está mal juzgar? Cuando lo hacemos con hipocresía, orgullo o sin deseo de restaurar. Mateo 7 condena al que señala la paja ajena mientras ignora su viga. Pero una vez que "sacamos la viga" (v. 5), Jesús dice: "Entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano." Juzgar no es el problema; hacerlo injustamente sí. Gálatas 6:1 nos guía: "Si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre."
Piensa en un médico diagnosticando una enfermedad. No lo hace para condenar, sino para sanar. Así es el juicio bíblico: busca la verdad, confronta el error y apunta a la redención. En cambio, no juzgar por miedo o comodidad es como dejar que el cáncer crezca sin tratarlo. Amar no es callar ante el pecado; es hablar con justicia y gracia.
¿Con Qué Medida Juzgamos?
Mateo 7:2 nos advierte: "Con la medida con que medís, os será medido." Si juzgamos con dureza, sin misericordia, enfrentaremos lo mismo. Pero si juzgamos con la Palabra como estándar, con humildad y amor, reflejamos a nuestro Padre justo. Juan 7:24 nos da el criterio: "Juzgad con justo juicio." No por apariencias, emociones o prejuicios, sino por la verdad de Dios.
He oído a hermanos decir: "No juzguéis, para que no seáis juzgados," como un mantra para evitar confrontaciones. Mi respuesta es: "No tuerzas las Escrituras para que no seas como Satanás." Porque el diablo también citó la Biblia fuera de contexto (Mateo 4:6). Juzgar justamente no es pecado; es obediencia. 1 Tesalonicenses 5:21 nos manda: "Examinadlo todo; retened lo bueno." Sin juicio, no hay discernimiento.
La Iglesia y el Mundo Nos Observan
Hermano, el mundo mira a la iglesia. Si toleramos falsos cristianos—los que dicen "Señor, Señor" pero viven en rebelión (Mateo 7:21-23)—nuestro testimonio se derrumba. 2 Timoteo 4:3-4 predice: "No soportarán la sana doctrina [...] rechazarán la verdad e irán tras mitos." Nuestra tarea es clara: "Corrige, reprende, anima" (v. 2). No con arrogancia, sino con paciencia y amor, manteniendo "la mente clara" (v. 5).
Recuerdo a un hermano que defendía a un líder inmoral diciendo: "No lo juzguemos." Pero cuando el pecado salió a la luz, el daño al evangelio fue mayor. Juzgar con justo juicio habría protegido a la iglesia y al mundo de un mal ejemplo. No es falta de amor; es amor en acción.
Un Llamado a Juzgar con Justicia
Querido hermano, juzgar no es malo; es esencial. Jesús no nos llamó a ser ciegos, sino a ser sabios. Mateo 7 nos enseña a evitar la hipocresía, no el discernimiento. 1 Corintios 5 nos urge a proteger la pureza de la iglesia. Juan 7:24 nos da el estándar: "Juzgad con justo juicio." No con prejuicios ni dureza, sino con la Palabra, humildad y amor.
Que tu caminar con el Salvador sea firme, no en la indiferencia, sino en la valentía de juzgar justamente. Examina los frutos, confronta el error, ama con verdad. Somos hijos de un Padre justo; que nuestro juicio refleje Su carácter. No temas, hermano: juzgar bíblicamente no te condena; te alinea con el corazón de Dios.
Referencias:
-Biblia de estudio –John Macarthur. Reina Valera, 1960 - Grupo Nelson.
- JOS'S BLOG - Josué Barrios - ¿Qué Enseña la Biblia Sobre Juzgar y Por Qué es Tan Importante Saberlo? - Link
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