La palabra religión viene
del término “re-ligare”. “Re” indica intensidad y “ligare” indica ligar o
amarrar. Así que la palabra “religión” hace referencia a ligarnos de nuevo a
nuestro creador.
La frase “el cristianismo no es religión, es relación”, da a entender
que una relación con Dios y lo que conocemos como religión son cosas opuestas.
En realidad son cosas que van de la mano en cierto sentido.
“La verdadera religión es una manifestación de una relación con Dios”
¿Por qué digo eso? ¡Porque lo dice la Biblia!
“La religión pura y verdadera a los ojos de Dios Padre consiste en ocuparse de los huérfanos y de las viudas en sus aflicciones, y no dejar que el mundo te corrompa” (Santiago 1:27 NTV).
Toda la Biblia habla sobre religión, pero la
carta de Santiago y la primera carta de Juan, hablan mucho sobre la religión
como expresión de una relación.
Todo lo que habla Santiago se puede resumir de esta
manera:
“Si eres cristiano, entonces vive como tal”.
Ese versículo nos enseña tres cosas:
- Nuestra religión no es verdadera si no procuramos
vivir como Dios quiere que vivamos (“La religión pura y verdadera a los ojos de Dios Padre…”). En otras palabras, si no
vivimos cada día más como Jesús vivió, es porque no tenemos una relación con
Dios (1 Juan 2:6).
- La religión tiene que ver con hacer buenas obras
(“…consiste en ocuparse de los
huérfanos y de las viudas en sus aflicciones”). Estas buenas obras no las
hacemos para ser salvos y acercarnos a Dios, sino porque Dios se acercó a
nosotros y nos ha salvado. Derivan de tener una relación con Él y vivir en
agradecimiento.
- La religión tiene que ver con vivir en santidad (“… y no dejar que el mundo te
corrompa”). Si
amamos a Dios nos apartaremos del pecado porque Dios es lo más valioso y
nos satisface realmente.
Entonces tenemos que lo que hemos llamado como
religión, nos lleva a profundizar más de alguna manera en nuestra relación con Dios.
Una relación que tenemos por gracia, no por algo que hagamos.
El cristianismo no se
trata de cuanto hacemos, sino de cuanto Dios ha hecho. Y eso nos mueve a
actuar. Eso nos mueve a estar agradecidos.
Puedes tener religiosidad sin
relación, pero no puedes tener relación sin tener una verdadera religión.
Cuando tienes una relación con Dios, tienes religión. Una relación con Dios en donde no se manifiesta amor en nosotros, no es una genuina relación con Dios.
Cuando tienes una relación con Dios, tienes religión. Una relación con Dios en donde no se manifiesta amor en nosotros, no es una genuina relación con Dios.
Yo llamo religiosidad a cuando una persona pretende
acercarse a Dios mediante sus obras (nótese que uso la palabra religiosidad;
no religión). Eso es despreciar a Jesús, un acto de orgullo terrible, y algo bastante
tonto porque hagamos lo que hagamos jamás merecemos a Dios.
Por otro lado, hay personas que dicen que viven “una relación,
no una religión”, pero parece que dijeran eso para excusarse porque nunca leen
la Biblia, no se congregan, no tienen una vida activa de oración, no tratan al
prójimo como quieren ser tratados, aman las cosas que ama este mundo
corrompido, etc. Aunque ellos a veces hacen cosas que Dios ordena que hagan,
para ellos es una carga pesada y por eso son demasiado inconstantes en su
servicio. Hacen las cosas “buenas” por motivos incorrectos y no se arrepienten
de sus pecados. A pesar de todo eso, se creen en una relación con Dios porque
dicen que la tienen.
Si en verdad vivimos
una relación con Dios, eso se expresa en la religión del amor de manera
creciente. Eso lo habla el apóstol Juan en su primera carta. ¡Así que en la
verdadera religión no hay lugar para las excusas!
Repiensa tu relación y tu religión
No todo el que me llama:
“¡Señor, Señor!” entrará en el reino del cielo. Solo entrarán aquellos que
verdaderamente hacen la voluntad de mi Padre que está en el cielo. — Jesús (Mateo 7:21 NTV)
Esas
son palabras mayores que debemos tomarnos en serio. Confieso que por mucho
tiempo me creí cristiano cuando en realidad no lo era y por eso hoy te animo a
que examines tu fe (2 Corintios 13:5).
Es necesario que comprendamos que el amor que damos a
los demás y a Dios, es la consecuencia de estar siendo satisfechos por Él. Por
eso amamos al prójimo y le servimos, y por eso servimos a Dios y hacemos
actos religiosos que Él nos ordena hacer y que son para
nuestra edificación espiritual.
Todo eso es amar, y tal y como dice Chesterton “Que
vuestra religión sea menos una teoría y más un idilio de amor”.
En conclusión para resumir, Dios ordena en Su palabra
que cumplamos a cabalidad sus ordenanzas únicamente para nuestro beneficio, ya
que Dios nos ama sin medida y todo lo hace para nuestro bien, entonces si
tenemos por mandato de Dios que cumplir ciertas normas, reglas y parámetros
debemos hacerlo sin dudar, porque Él lo manda y no porque nuestro estado
emocional nos impulse a hacerlo o no, son principios que debemos cumplir y
ejecutar religiosamente y de eso no debe caber duda, por tal motivo para poder
tener una relación con Dios primero debemos tener una Religión para con Él.
Recordemos: