• Malaquías 3:10 es uno de esos versículos que resuena en casi todas las iglesias donde el dinero y la fe se cruzan.
  • En muchas iglesias contemporáneas, es común escuchar a líderes autoproclamarse "apóstoles", reclamando una autoridad especial y un estatus elevado dentro del cuerpo de Cristo.
  • En muchos círculos cristianos, Apocalipsis 3:20 se ha convertido en un versículo emblemático para el evangelismo.
  • La doctrina de la "confesión positiva" enseña que nuestras palabras tienen el poder de crear milagros, pero ¿es esto bíblico? Este artículo examina sus orígenes, contrastándolos con las Escrituras, y advierte sobre su peligrosa desviación del verdadero evangelio de Cristo.
  • La historia de la mujer con el flujo de sangre (Mateo 9:20-22, Marcos 5:25-34, Lucas 8:43-48) es más que un milagro físico: es una lección profunda sobre la verdadera fe. Más allá de la sanidad, Jesús le otorgó salvación, destacando que no fue el manto el que la curó, sino su confianza en Él. Este capítulo explora el significado espiritual de su historia y nos desafía a buscar a Cristo, no solo por sus milagros, sino por la vida eterna que ofrece.
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domingo, 23 de marzo de 2025

¿Qué sucede tras la muerte? ¿Cielo o infierno inmediato, espera del juicio, o ambos?




Paisaje simbólico que muestra el contraste entre el cielo brillante con nubes y un valle de fuego, ilustrando la pregunta sobre el destino después de la muerte, con el texto "¿Qué sucede tras la muerte? ¿Cielo o infierno inmediato, espera del juicio, o ambos?"



Introducción: Planteando el dilema teológico

La pregunta sobre lo que sucede tras la muerte y el propósito de la segunda venida de Cristo es fundamental para la fe cristiana. La Biblia enseña con claridad que hay un destino inmediato para las almas al morir, pero también afirma que Cristo regresará para un juicio final. ¿Cómo se reconcilian estos eventos? Este estudio, desde la perspectiva reformada, se apega estrictamente a la Palabra de Dios para responder: ¿van las almas directamente al cielo o al infierno al morir? Y si es así, ¿a quién viene Cristo a juzgar y por qué? Nos guiaremos obviamente por las Escrituras, interpretadas en su contexto, para ofrecer una enseñanza fiel y sólida.


1. El destino inmediato de las almas al morir: Evidencia bíblica detallada

La Biblia enseña consistentemente que la muerte marca una transición inmediata para el alma, llevándola a un estado provisional según la relación de la persona con Dios a través de Cristo. Este "estado intermedio" entre la muerte y la resurrección es un tema crucial para entender el propósito del juicio final.

Lucas 23:42-43: ¿Aplica a todos?

"Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso."

Jesús le promete al ladrón en la cruz que estará con Él en el paraíso ese mismo día. Sin embargo, esto no significa que esta sea la norma para todos los creyentes. Podría ser un caso excepcional, así como la ascensión de Enoc o Elías no implica que todos los creyentes sean llevados al cielo sin morir (2 Reyes 2:11). Además, algunos argumentan que la interpretación depende de la coma en la traducción:


"De cierto te digo hoy, estarás conmigo en el paraíso."


Si se lee de esta manera, Jesús estaría enfatizando la certeza de la promesa y no necesariamente el tiempo exacto en que ocurriría.

Filipenses 1:23 y 2 Corintios 5:8: ¿Indican una ida inmediata al cielo?

Filipenses 1:23 en contexto

En Filipenses 1:23, Pablo dice:


"Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor."


Aquí, Pablo expresa su deseo personal de "partir y estar con Cristo". Sin embargo, esta declaración es subjetiva y no es un pronunciamiento doctrinal sobre lo que sucede inmediatamente después de la muerte. No dice que al instante de morir estará con Cristo, sino que su deseo es llegar a ese estado.

Este tipo de expresión puede compararse con el caso de alguien que ha estado viviendo en el extranjero durante años y dice:


"No sé qué hacer: si quedarme aquí y seguir trabajando o regresar a mi país natal para estar con mi Padre."


Esta afirmación refleja un anhelo profundo de volver a su hogar y reunirse con su padre, pero no implica que, en el momento en que tome la decisión de partir, estará de inmediato en su destino. De manera similar, Pablo expresa su deseo de estar con Cristo, sin que ello signifique necesariamente una transición instantánea tras la muerte.

Además, en el mismo capítulo, Pablo reconoce que su permanencia en la carne es útil para los creyentes, lo que indica que su partida no es inminente ni que su comprensión del destino post-mortem sea instantánea.


2 Corintios 5:8 en contexto

En 2 Corintios 5:8, Pablo declara:


"Pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor."


Este versículo es utilizado frecuentemente para argumentar que la muerte de un creyente implica una transición inmediata a la presencia de Dios. Sin embargo, el pasaje en su contexto más amplio (2 Corintios 5:1-10) habla sobre la esperanza de recibir una morada celestial y la transformación futura del creyente.

Pablo contrasta dos estados:

Estar en el cuerpo terrenal (actualidad).

Estar con el Señor (esperanza futura).

Lo que no menciona explícitamente es si hay un período intermedio entre la muerte y la presencia con Cristo o cuándo ocurre esa transición.


¿Prueba esto una entrada inmediata al cielo?


Pablo no está enseñando explícitamente que en el momento de la muerte se pasa directamente al cielo.

El uso del lenguaje en ambos pasajes refleja su deseo y esperanza de estar con Cristo, pero no establece una doctrina detallada sobre el momento exacto en que esto sucede.

El resto de la Escritura enfatiza la resurrección futura y el juicio final en la segunda venida de Cristo, lo que implica que la glorificación del creyente no ocurre instantáneamente al morir.

Por lo tanto, estos pasajes no pueden ser usados de manera concluyente para afirmar que los creyentes van inmediatamente al cielo al morir. Más bien, refuerzan la certeza de la esperanza cristiana de estar con Cristo en el futuro, sin definir con precisión el estado intermedio.


Ahora bien, La enseñanza bíblica es inequívoca: al morir, el alma no vaga sin propósito, ni espera en un limbo indefinido. Más bien, experimenta una transición inmediata a un estado provisional que refleja la condición espiritual de la persona en vida, ya sea en comunión con Cristo o en separación de Dios. Este "estado intermedio" es fundamental para entender la necesidad y el propósito del juicio final.

Veamos estos versiculos:

Job 14:12
"Así el hombre yace y no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo, no despertarán, ni se levantarán de su sueño."

Daniel 12:2
"Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua."

Mateo 9:24
"Les dijo: Apartaos, porque la niña no está muerta, sino duerme. Y se burlaban de él."

Juan 11:11-14
"Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto."

Hechos 7:60
"Y puesto de rodillas, clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió."

Hechos 13:36
"Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción."

1 Corintios 11:30
"Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen."

1 Corintios 15:6
"Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen."

1 Corintios 15:18
"Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron."

1 Corintios 15:20
"Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho."

1 Corintios 15:51
"He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados."

1 Tesalonicenses 4:13-15
"Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza... Porque el mismo Señor con voz de mando... descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero."


En el Antiguo Testamento la Palabra: יָשַׁן (yashán)

Significa: Dormir, descansar, estar inactivo. Se usa tanto para el sueño natural como para la muerte en algunos casos.

Ejemplo:

Job 14:12 → "Así el hombre yace y no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo, no despertarán, ni se levantarán de su sueño (yashán).”

En el Nuevo Testamento la Palabra: κοιμάομαι (koimáomai)

Significa: Dormir, reposar, estar inactivo. En el Nuevo Testamento, se usa comúnmente para describir la muerte de creyentes con la esperanza de la resurrección.

Ejemplo:

1 Tesalonicenses 4:13 → "Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen (koimáomai), para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza."



La Biblia describe la muerte de los creyentes como un "sueño" (koimáomai en griego, yashán o shakab en hebreo), lo que plantea la pregunta:

¿Dónde están las almas de los muertos mientras "duermen"?

La Biblia compara la muerte con el sueño porque:

Los muertos no están conscientes (Eclesiastés 9:5,10).

Esperan la resurrección en el futuro (Daniel 12:2, Juan 5:28-29).

Jesús mismo usó este lenguaje al hablar de Lázaro (Juan 11:11-14).



Esto indica que las almas no están activamente en el cielo o el infierno, sino en un estado de espera hasta la resurrección.

¿Están los muertos conscientes en el cielo o el infierno?

Eclesiastés 9:5-6,10 dice que los muertos “nada saben” y “su amor, su odio y su envidia fenecieron ya”.

Salmo 146:4 dice que cuando el hombre muere, “perecen sus pensamientos”.

Job 14:12-14 enseña que los muertos esperan su resurrección.



Esto contradice la idea de que las almas inmediatamente van al cielo o al infierno en un estado consciente.

Jesús enseñó sobre la resurrección, no sobre almas conscientes en el cielo

Juan 5:28-29 → “Los que están en los sepulcros oirán su voz, y los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida, y los que hicieron lo malo a resurrección de condenación.”

Lucas 14:14 → Jesús dijo que los justos recibirán su recompensa en “la resurrección de los justos”.

1 Corintios 15:51-52 → Pablo explica que los muertos en Cristo serán transformados “en un abrir y cerrar de ojos” en la segunda venida.



Esto implica que los muertos están esperando en un estado de "sueño" hasta el regreso de Cristo.

¿Qué pasa con las almas de los muertos?

El alma no es inmortal por sí misma.

Ezequiel 18:4 → “El alma que pecare, esa morirá.”

Mateo 10:28 → Jesús dijo que Dios puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.

Las almas de los justos y de los impíos esperan la resurrección:

Daniel 12:2 → “Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna y otros para vergüenza y confusión perpetua.”

Hechos 24:15 → Pablo enseñó que habrá una resurrección “de justos e injustos.”


Esto significa que los muertos no están en actividad ni en el cielo ni en el infierno hasta la resurrección.


¿Pero entonces en donde están?


La Biblia enseña que después de la muerte, las almas van a un lugar de espera antes de la resurrección final y el juicio definitivo. Estos lugares de espera son comúnmente llamados el Cielo Provisional (Paraíso) y el Infierno Provisional (Hades).

1. El Cielo Provisional (Paraíso)

El cielo provisional es el estado de descanso y comunión con Dios en el que las almas de los justos esperan la resurrección y el juicio de recompensas. Aunque aún no han recibido sus cuerpos glorificados, están con el Señor.

Evidencias bíblicas del Cielo Provisional

Lucas 23:42-43 → Jesús le dice al ladrón en la cruz: “Hoy estarás conmigo en el paraíso.”

Indica que los justos van a un lugar de descanso con Cristo inmediatamente después de morir.

2 Corintios 5:8 → Pablo dice: “Preferimos estar ausentes del cuerpo y presentes con el Señor.”

Muestra que después de la muerte, los creyentes están con Cristo.

Filipenses 1:23 → Pablo expresa su deseo de “partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor.”

No se menciona un intervalo de tiempo, pero deja claro que su destino es estar con el Señor.

Apocalipsis 6:9-11 → Las almas de los mártires claman a Dios desde debajo del altar, esperando el cumplimiento del juicio final.

El Cielo Provisional es un estado de gozo y comunión con Dios para los creyentes antes de la resurrección final y la instauración del cielo nuevo y la tierra nueva (Apocalipsis 21:1-4).


2. El Infierno Provisional (Hades)

El Hades es el lugar donde las almas de los injustos esperan el juicio final. No es el lago de fuego (Gehena), sino un estado intermedio de sufrimiento antes del juicio definitivo.

Evidencias bíblicas del Infierno Provisional (Hades)

Lucas 16:22-23 → En la parábola del rico y Lázaro, Jesús describe cómo el hombre rico muere y va al Hades en tormento, mientras que Lázaro es llevado al "seno de Abraham".

Aunque es una parábola, muestra una distinción clara entre el estado de los justos y los impíos después de la muerte.

Apocalipsis 20:13-14 → “La muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos… y fueron lanzados al lago de fuego.”

Esto indica que el Hades es temporal, y su destino final es el lago de fuego.

Hechos 2:27, 31 → Pedro dice que Jesús “no fue dejado en el Hades”, lo que confirma que es un lugar donde van las almas después de la muerte.



¿Porque los justos esperarían un juicio si ya están con Cristo?, no se supone que si están con Cristo es porque ya están aceptados?


La respuesta se encuentra en la distinción entre el juicio para salvación y el juicio para recompensas.

1. No hay juicio para determinar salvación

Los creyentes que han muerto en Cristo ya han sido justificados por la fe (Romanos 5:1). No necesitan ser juzgados para determinar si son salvos o no. Jesús mismo afirmó en Juan 5:24:

“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.”

Esto indica que los creyentes ya tienen asegurada su salvación en el momento de su muerte.



2. El Juicio de Recompensas para los Creyentes

Aunque los justos no son juzgados para determinar su salvación, sí enfrentarán un juicio de recompensas. Este juicio es conocido como el Tribunal de Cristo (Bema) y es diferente del Juicio del Gran Trono Blanco, que es para los incrédulos.
Versículos que hablan del Juicio de Recompensas

2 Corintios 5:10 → “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.”

Romanos 14:10-12 → “Todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.”

1 Corintios 3:12-15 → Habla de cómo las obras de los creyentes serán probadas con fuego, y algunos recibirán recompensa mientras que otros sufrirán pérdida (pero aún serán salvos).

Este juicio no es para decidir si una persona va al cielo o al infierno, sino para evaluar la fidelidad de cada creyente y determinar su recompensa en el reino de Dios.



3. El Juicio del Gran Trono Blanco (para los impíos)

Este es un juicio completamente diferente, reservado para los incrédulos. Se describe en Apocalipsis 20:11-15, donde los muertos son resucitados y juzgados según sus obras antes de ser lanzados al lago de fuego.

Los creyentes no estarán en este juicio porque sus nombres ya están escritos en el Libro de la Vida del Cordero (Apocalipsis 21:27).


Los creyentes que están en el cielo provisional (Paraíso) no están esperando un juicio para determinar si son salvos o no. Su salvación ya fue asegurada por la obra de Cristo en la cruz. Sin embargo, sí enfrentarán el Juicio de Recompensas, donde Cristo evaluará sus obras y les dará galardones según su fidelidad.

Este juicio no es de condenación, sino de reconocimiento y recompensa por su servicio a Dios.


¿Qué propósito tiene la venida de Cristo y el juicio final?


La Biblia enseña que este evento abarca a toda la humanidad —muertos y vivos— y cumple múltiples propósitos que trascienden el estado intermedio.

Evidencia bíblica del juicio universal

Apocalipsis 20:11-15: "Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se halló para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; y los libros fueron abiertos... y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos... Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego".

Este pasaje describe un juicio exhaustivo que incluye a todos los muertos. "El mar, la muerte y el Hades entregaron los muertos" indica que los impíos, que estaban en el Hades, son traídos ante el trono. Los creyentes, resucitados previamente (1 Tesalonicenses 4:16), también están presentes, pues "todos" comparecen (Romanos 14:10). El "lago de fuego" es distinto del Hades, mostrando una transición del estado provisional al eterno.

Mateo 25:31-46: "Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos... Y estos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna".

La expresión "todas las naciones" abarca a toda la humanidad, tanto los muertos resucitados como los vivos en ese momento. El juicio separa a los justos (que reciben vida eterna) de los impíos (que enfrentan castigo eterno), mostrando que todos están involucrados.

Juan 5:28-29: "No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación".

Jesús afirma que "todos los que están en los sepulcros" serán resucitados para enfrentar el juicio, lo que incluye a los creyentes (resurrección de vida) y los impíos (resurrección de condenación).

2 Timoteo 4:1: "Te encargo delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino".

El juicio abarca dos grupos: los "muertos" (que estaban en el cielo o el Hades) y los "vivos" (los que permanecen en la tierra al momento de la venida).



¿A quién juzga Cristo?

Los muertos en el Hades: Apocalipsis 20:13 dice que "el Hades entregó los muertos que había en él". Los impíos, que han estado en tormento provisional desde su muerte, son resucitados físicamente para comparecer ante Cristo. Su juicio resulta en el "lago de fuego" (v. 15), el castigo eterno que reemplaza al Hades.

Los muertos en Cristo: 1 Tesalonicenses 4:16-17: "Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire".

Los creyentes, cuyas almas estaban con Cristo, son resucitados para reunirse con sus cuerpos glorificados. Aunque no enfrentan condenación (Romanos 8:1: "Ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús"), comparecen ante el tribunal para la evaluación de sus obras y la recepción de recompensas (1 Corintios 3:13-15: "La obra de cada uno se hará manifiesta... si la obra de alguno se quemare, sufrirá pérdida, aunque él mismo será salvo").

Los vivos en la venida de Cristo: 1 Corintios 15:51-52: "He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta".

Los creyentes vivos son transformados instantáneamente en cuerpos glorificados, mientras que los impíos vivos enfrentan juicio inmediato (Mateo 25:46).


Propósito del juicio final según la Escritura

Resurrección de los muertos: 1 Corintios 15:22-23: "Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida".

La resurrección es esencial para completar la salvación de los creyentes (Filipenses 3:20-21: "Transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya") y para traer a los impíos al juicio final.

Sentencia definitiva: Apocalipsis 20:14-15: "Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego".

El Hades, como estado provisional, es abolido, y los impíos pasan al castigo eterno. Esto no es una repetición, sino una culminación del juicio inicial experimentado tras la muerte.

Manifestación pública de la justicia de Dios: Romanos 2:5-6: "Por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras".

El juicio final no solo ejecuta, sino que revela la justicia divina ante toda la creación. Hechos 17:31: "Por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó". Esta declaración pública glorifica a Dios.

Renovación de la creación: 2 Pedro 3:10-13: "Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas... Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia". El juicio prepara el camino para la nueva creación (Apocalipsis 21:1-5), un propósito que trasciende el estado intermedio.


Armonizando el estado intermedio y el juicio final


La Escritura no presenta el destino inmediato y el juicio final como contradictorios, sino como partes de un plan progresivo y soberano:


Estado intermedio: Es inmediato y real. Los creyentes están con Cristo (2 Corintios 5:8), y los impíos en el Hades (Lucas 16:23). Sin embargo, es incompleto: los creyentes carecen de sus cuerpos glorificados, y los impíos no han recibido el castigo eterno pleno.

Juicio final: Es la culminación. Cristo resucita a todos (Juan 5:28-29), completa la redención de los suyos (1 Tesalonicenses 4:17), sentencia a los impíos eternamente (Apocalipsis 20:15), y renueva la creación (Apocalipsis 21:1). No es una repetición, sino un perfeccionamiento del estado inicial.

Ejemplo bíblico: En Daniel 12:2: "Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua". Los muertos "duermen" (estado intermedio), pero son "despertados" (juicio final) para su destino eterno.
Conclusión: La enseñanza fiel de la Biblia

La Palabra de Dios revela que las almas van directamente a su destino al morir: los creyentes a la presencia de Cristo (cielo provisional) y los impíos al Hades (infierno provisional). Cristo regresa para juzgar a todos: los muertos en el Hades, los muertos en Cristo y los vivos en su venida. El juicio final resucita a los muertos, completa la salvación de los creyentes, ejecuta el castigo eterno de los impíos, manifiesta la justicia de Dios y renueva la creación. Esto no es especulación, sino la verdad clara de las Escrituras, que como reformados debemos enseñar con fidelidad y reverencia.


Amados, la Palabra de Dios nos muestra que la muerte nos espera a todos y que Cristo vendrá a juzgar, pero en su inmenso amor Él ofrece salvación hoy: arrepientan sus corazones por completo, miren a Jesús, el Hijo de Dios que murió por nuestros pecados y resucitó para darnos vida; no dejen pasar esta dulce invitación, porque solo siguiéndolo encontrarán el abrazo eterno del Padre y escaparán del juicio que viene— ¡escuchen su voz, respóndanle ahora con fe y amor, pues su gracia los llama antes de que sea tarde!

 

jueves, 13 de marzo de 2025

Efesios 2:20 - ¿Existen Los Apóstoles Hoy Día?




Jesucristo caminando con sus discipulos por un camino antiguo de israel del primer siglo, todos visten de acuerdo a la epoca

Una Perspectiva Bíblica

En muchas iglesias contemporáneas, es común escuchar a líderes autoproclamarse "apóstoles", reclamando una autoridad especial y un estatus elevado dentro del cuerpo de Cristo. Sin embargo, al examinar las Escrituras con diligencia, descubrimos que el oficio de apóstol, tal como fue establecido en el Nuevo Testamento, tiene características únicas y requisitos específicos que no se cumplen en la actualidad. En este capítulo, exploraremos qué dice la Biblia sobre los apóstoles, quiénes calificaban para este oficio y por qué debemos ser cautelosos con aquellos que hoy reclaman este título sin fundamento bíblico.

¿Qué Es un Apóstol Según la Escritura?

La palabra "apóstol" proviene del griego apostolos, que significa "enviado" o "mensajero". Sin embargo, en el contexto del Nuevo Testamento, el término tiene un significado más específico cuando se aplica a los apóstoles de Jesucristo. No todos los "enviados" en un sentido general (como lo serían los misioneros hoy) califican como apóstoles en el sentido técnico que la Escritura les otorga.

Según las Escrituras, un apóstol debía cumplir con dos requisitos fundamentales: Haber sido testigo ocular del Cristo resucitado: Esto incluía haber visto a Jesús después de Su resurrección, como un testimonio directo de Su victoria sobre la muerte. 
 
Haber sido comisionado personalmente por Jesús: Los apóstoles no se autoproclamaban; eran escogidos y enviados directamente por el Señor para cumplir una misión única en los fundamentos de la iglesia.


Estos requisitos se ven claramente en el proceso de selección del reemplazo de Judas Iscariote, registrado en Hechos 1:21-22:

"Es necesario, pues, que de los hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros de su resurrección."

Matías fue elegido porque cumplía con estos criterios: había acompañado a Jesús durante Su ministerio terrenal y había sido testigo de Su resurrección, y su elección fue confirmada por oración y sorteo bajo la dirección soberana de Dios (Hechos 1:24-26).

Pablo: El Último Apóstol

El apóstol Pablo también cumple con estos requisitos, aunque de una manera única. En 1 Corintios 9:1, él mismo declara:


"¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?"


Pablo tuvo un encuentro directo con el Cristo resucitado en el camino a Damasco (Hechos 9:3-6), y fue comisionado personalmente por Jesús para ser "apóstol a los gentiles" (Romanos 11:13; Gálatas 1:15-16). Sin embargo, Pablo también señala algo crucial en 1 Corintios 15:8:


"Y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí."

Con esta declaración, Pablo afirma que él fue el último apóstol escogido por Cristo. Su uso del término "abortivo" indica que su apostolado fue extraordinario: no formó parte del grupo original de los doce, pero recibió revelaciones directas del Señor para compensar su falta de instrucción durante el ministerio terrenal de Jesús (Gálatas 1:11-12).

La lista de apariciones de Cristo resucitado que Pablo ofrece en 1 Corintios 15:5-8 (a Pedro, a los doce, a más de quinientos, a Santiago, a todos los apóstoles y finalmente a él) parece cerrar el círculo de aquellos que fueron testigos directos y comisionados como apóstoles. No hay indicación en las Escrituras de que este oficio continuaría más allá de esta generación fundacional.

El Rol Único de los Apóstoles en la Iglesia

Los apóstoles desempeñaron un papel único en la fundación de la iglesia. Efesios 2:20 nos enseña que la iglesia está "edificada sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo". Este fundamento no necesita ser establecido nuevamente; fue puesto una vez para siempre por los apóstoles del primer siglo, quienes recibieron revelación directa de Cristo y transmitieron las Escrituras inspiradas que ahora tenemos como nuestra autoridad final.

Además, los apóstoles tenían una autoridad exclusiva para establecer doctrina y guiar a la iglesia primitiva. Sus escritos, inspirados por el Espíritu Santo, forman parte del canon del Nuevo Testamento y son la norma para toda enseñanza cristiana. No hay evidencia bíblica de que este oficio tuviera sucesores con la misma autoridad o los mismos dones milagrosos que autenticaban su ministerio (como los "señales de apóstol" mencionados en 2 Corintios 12:12).

¿Existen Apóstoles Hoy Día?

Dado lo que las Escrituras enseñan sobre los requisitos y el rol de los apóstoles, debemos concluir que no existen apóstoles en el sentido bíblico hoy día. Nadie puede cumplir con los criterios de haber visto al Cristo resucitado y haber sido comisionado directamente por Él. Además, el fundamento de la iglesia ya ha sido establecido, y la revelación de Dios ha sido completada en las Escrituras. Cualquier persona que reclame el título de "apóstol" con la misma autoridad que los apóstoles del Nuevo Testamento está yendo más allá de lo que la Biblia permite.

Sin embargo, es importante aclarar que la palabra "apóstol" puede usarse en un sentido secundario y más amplio para referirse a "enviados" o misioneros (como en el caso de Bernabé en Hechos 14:14, quien es llamado "apóstol" en un sentido genérico). Pero este uso no implica que tengan la misma autoridad o función que los doce y Pablo. En la iglesia contemporánea, los pastores, maestros, evangelistas y misioneros cumplen roles vitales para edificar al cuerpo de Cristo, pero ninguno de ellos es un apóstol en el sentido técnico del Nuevo Testamento.

El Peligro de la Obsesión con Títulos y Poder

Lamentablemente, en muchas iglesias modernas, el título de "apóstol" se ha convertido en un símbolo de poder, prestigio y autoridad que no está respaldado por la Escritura. Esta obsesión con títulos elevados refleja una sed de reconocimiento humano que es contraria al espíritu humilde de Jesucristo. Como dijo el Señor en Marcos 10:43-44:


"Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos."


En lugar de buscar títulos grandiosos, los líderes de la iglesia deben imitar el ejemplo de Cristo, quien "no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos" (Marcos 10:45). La verdadera grandeza en el reino de Dios no se mide por el nombre que llevamos, sino por la humildad y fidelidad con que servimos.

Además, esta obsesión con títulos a menudo va acompañada de un culto casi idolátrico hacia personalidades famosas dentro de la iglesia. Muchos creyentes, en lugar de aferrarse a la Palabra de Dios, depositan su fe en líderes carismáticos que prometen bendiciones o revelaciones especiales. Esto no solo desvía la gloria que pertenece únicamente a Cristo, sino que también expone a los creyentes al engaño y a falsas enseñanzas.

Volvamos a la Humildad del Evangelio

Amado lector, la Escritura nos enseña que los apóstoles del Nuevo Testamento fueron un grupo único, escogido por Cristo para establecer el fundamento de la iglesia. Su autoridad y función no tienen paralelo en la iglesia actual, pues nadie puede cumplir con los requisitos que ellos cumplieron ni reclamar la misma revelación directa que ellos recibieron. En lugar de buscar títulos como "apóstol" para inflar nuestro ego, debemos abrazar la humildad que Cristo modeló y que los apóstoles vivieron.

Como bien dice el viejo refrán: "Al pie de la cruz, todos somos párvulos". No necesitamos títulos elevados para ser usados por Dios; necesitamos corazones humildes, vidas consagradas y una fe arraigada en la Palabra. Si alguien te invita a seguir a un "apóstol" moderno con autoridad sobre las Escrituras, examina sus palabras a la luz de la Biblia y recuerda que nuestra lealtad suprema es a Cristo, no a hombres.

Que el Señor nos dé discernimiento para reconocer la verdad y humildad para servirle sin buscar gloria para nosotros mismos. Que nuestro único deseo sea exaltar a Cristo, el verdadero fundamento y cabeza de la iglesia.