La Biblia, como Palabra inspirada de Dios (2 Timoteo 3:16), es el fundamento de nuestra fe y una fuente de verdad que ha guiado a millones a lo largo de los siglos. Uno de los temas que a menudo genera curiosidad es lo que las Escrituras revelan sobre la forma del mundo.
Aunque la Biblia no es un tratado científico moderno, sí presenta una cosmología consistente que refleja la comprensión del pueblo de Dios en el contexto de la revelación divina. En este artículo, exploraremos cómo las Escrituras, desde Génesis hasta Apocalipsis, describen el mundo como un plano fijo bajo una bóveda celeste, y cómo esta visión es coherente con la fe bíblica.
1. La Cosmología Bíblica: Un Mundo Plano y Estable
La Biblia nos ofrece una imagen unificada del cosmos que se alinea con la cosmovisión de los antiguos hebreos, quienes fueron guiados por la revelación divina. A diferencia de las especulaciones modernas, las Escrituras presentan la Tierra como un plano extenso, firme y creado con propósito por Dios. Esta perspectiva no solo es consistente a lo largo de los libros bíblicos, sino que también resuena con las cosmologías de las culturas vecinas, como los egipcios y los babilonios, aunque siempre bajo la autoridad soberana de Yahvé.
En Génesis 1:1-2 leemos:
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo”.
Este pasaje establece el fundamento de la creación, donde la Tierra es el centro del propósito divino. Más adelante, en el segundo día (Génesis 1:6-8), Dios crea un firmamento para separar las aguas de arriba de las de abajo:
“Dijo Dios: Haya un firmamento en medio de las aguas, que separe las aguas de las aguas. E hizo Dios el firmamento, y separó las aguas que estaban debajo del firmamento de las aguas que estaban sobre el firmamento”.
Este firmamento, o raqia en hebreo, implica una estructura sólida extendida sobre la Tierra, un concepto que aparece 17 veces en la Biblia y que sugiere un cielo abovedado.
2. El Firmamento: Una Bóveda Física
El término hebreo raqia deriva de una raíz que significa “extender” o “golpear para formar una lámina”, lo que apunta a una estructura física y resistente. Job 37:18 lo describe poéticamente:
“¿Extendiste tú con él los cielos, firmes como un espejo de metal fundido?”.
Asimismo, Salmo 19:1 declara:
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos”.
Esta bóveda no solo separa las aguas, sino que también sirve como el lugar donde Dios coloca el sol, la luna y las estrellas en el cuarto día (Génesis 1:14-17).
Esta imagen de un firmamento sólido tiene sentido teológico: refleja la soberanía de Dios al ordenar el caos y establecer límites en la creación. Isaías 40:22 añade profundidad al describir a Dios como aquel que “está sentado sobre el círculo de la tierra” y “extiende los cielos como una cortina, y los despliega como una tienda para morar”. Aquí, “círculo” (hebreo chug) no implica una esfera, sino una forma abovedada o redondeada que cubre un plano.
3. La Tierra Fija y los Cuerpos Celestes en Movimiento
Las Escrituras también presentan la Tierra como inmóvil y los cuerpos celestes como objetos que se mueven dentro del firmamento.
Josué 10:12-13 relata cómo, por mandato de Dios, “el sol se detuvo en Gabaón, y la luna en el valle de Ajalón”, mostrando que son el sol y la luna los que se mueven, no la Tierra.
Salmo 19:4-6 refuerza esta idea al describir al sol como un corredor que “sale de un extremo de los cielos y su curso llega hasta el otro extremo”.
Además, pasajes como Daniel 4:10-11 y Mateo 4:8 apoyan la idea de una Tierra plana.
"Me parecía ver en medio de la tierra un árbol, cuya altura era grande. Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo, y se le alcanzaba a ver desde todos los confines de la tierra. "
En Daniel, un árbol es visible “hasta los confines de toda la tierra”, algo imposible en una esfera.
En Mateo, Satanás muestra a Jesús “todos los reinos del mundo” desde un monte alto, lo que presupone una superficie plana y extensa. Estos textos, interpretados literalmente, reflejan la cosmovisión hebrea bajo la inspiración divina.
4. Los Cuatro Ángulos y la Visión Profética
La Biblia menciona repetidamente los “cuatro ángulos de la tierra” (Apocalipsis 7:1; Isaías 11:12), una expresión que sugiere una forma cuadrada o rectangular con límites definidos. Aunque el modelo plano moderno no requiere esquinas literales, estas referencias pueden entenderse como las regiones extremas de la Tierra, coherentes con la cosmología antigua.
En Ezequiel 1:22-26, el profeta ve una “bóveda como cristal” sobre la cual está el trono de Dios, reforzando la idea de un cielo físico elevado sobre un plano terrestre.
5. Implicaciones Teológicas para la Fe Reformada
Como cristianos reformados, afirmamos que la Biblia es suficiente y clara en lo que enseña (Sola Scriptura). La cosmología bíblica no busca competir con la ciencia moderna, sino revelar la gloria de Dios como Creador soberano. La Tierra plana y el firmamento no son meras metáforas poéticas, sino descripciones inspiradas que reflejan cómo Dios quiso que su pueblo entendiera el mundo. Aunque las culturas vecinas compartían ideas similares, la Biblia las eleva al declarar que solo Yahvé es el autor y sustentador de todo (Isaías 45:12).
Conclusión
La Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis, presenta una Tierra plana y fija, cubierta por un firmamento sólido donde se mueven los cuerpos celestes. Esta cosmología, arraigada en la revelación divina, no solo es consistente dentro de las Escrituras, sino que también exalta la majestad de Dios como el Arquitecto del universo.
Como creyentes, no nos avergonzamos de lo que la Palabra afirma, pues “los cielos y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35).
Que esta reflexión nos lleve a adorar al Dios que extiende los cielos con sus manos y sostiene la creación por su poder.
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