“La lengua mentirosa odia a sus víctimas, la
boca aduladora causa la ruina”
Mucho se habla
de ignorar las críticas, pero poco se habla de tener cuidado con las personas
que nos adulan.
Esto es
importante porque es triste ver que en muchos círculos cristianos hay líderes
que solo se rodean de aduladores, y personas que adulan para llegar a
“posiciones” altas.
¡Eso no refleja
el amor de Dios!
“Los ministros del evangelio deberían ser
hombres que no se vean fácilmente afectados por los halagos y las críticas” —
Martin Lutero.
Creo que una de
las cosas que más puede dañar a un cristiano, es la compañía de aduladores, o
como decimos en Venezuela, “chupadores de medias”. Los aduladores pueden
hacernos daño al acariciar nuestro ego y con frecuencia son mayores enemigos
que los críticos.
Estas son tres
verdades sobre los aduladores que debemos tener presentes:
1. Motivar NO es
adular
Muchas personas
en un sentido práctico tienden a confundir la adulación y la
motivación, eso está mal y es propio de quien tiene serios problemas
de orgullo: cuando alguien le halaga desmedidamente, se deleita y
lo considera una simple felicitación que “merece”, un incentivo para seguir
adelante.
Necesitamos orar
por sabiduría para saber cuándo alguien quiere lo mejor para nosotros o
simplemente nos besa los zapatos.
Es valioso saber
que motivar es diferente a adular. La motivación es buena y es bueno tener
amigos motivadores.
El motivador no
solo te felicita cuando haces algo bien, sino que también te invita a dar lo
mejor de ti, a siempre seguir creciendo y a aprender de tus errores… y para eso
a veces te confronta.
En la Biblia
podemos ver a Jesús motivar y felicitar… pero nunca adular.
De hecho, en la
Palabra de Dios podemos leer que el apóstol Pablo nunca usó palabras lisonjeras
para discipular a las personas o predicar, lo cual es algo muy distinto a lo que
hace mucha gente hoy (1 Tesalonicenses 2:5).
Esta verdad
tiene que ver con la siguiente.
2. Alguien que
adula es alguien que no ama
“Los aduladores
parecen amigos tanto como los lobos parecen perros”
— George Chapman
Aquí va una
advertencia: Si eres líder y las personas a tu cargo nunca están en desacuerdo
contigo, es posible que estés rodeado de aduladores (en vez de motivadores) o
seas muy orgulloso y sueles reaccionar mal cuando alguien te critica con amor,
y por eso no te confrontan cuando es necesario.
“Alguien que
adula es alguien que no ama”
Alguien que
adula es alguien que no ama y que fomenta más orgullo en la persona que halaga.
Alguien que ama siempre dice la verdad, como Jesús.
Por lo general,
alguien que adula quiere un beneficio egoísta de la persona que exalta y
ese tipo de interés es incompatible con el amor. La Palabra enseña que las
personas que quieren algo de los demás con motivos incorrectos, tienden a
elogiar y usar palabras fingidas (2
Pedro 2:3)
La adulación es
elogiar con intenciones que no agradan realmente a Dios y eso es algo que
podemos aprender en la Biblia. Jesús nos enseña que debemos ser directos con
los aduladores para enseñarles que lo que hacen está mal (Mateo
22:15-18).
3. Rodearte de
personas aduladoras es rechazar a Jesús
“La adulación es
una falsa moneda que empobrece al que la recibe”
— Anónimo.
Cuando conoces
realmente el amor, no dependes de los comentarios de las personas para ser
feliz porque el amor de Dios llena tu vida (Gálatas 1:10).
Y cuando conoces
lo que es el evangelio, no te rodeas de aduladores, sino de motivadores y
amigos honestos, que te confrontarán cuando sea necesario porque deseas hacer
las cosas bien para la Gloria de Dios.
Esto es algo que
está muy relacionado con 2 Timoteo 4:3-4:
Así como muchas
personas se amontonan detrás de falsos maestros que solo predican lo que ellas
quieren oír en vez de lo que necesitan realmente oír (la verdad), quienes
necesitan ser exaltados hacen lo mismo.
Quienes se
rodean de aduladores suelen enojarse con personas íntegras y sinceras.
Recuerda:
“Cae mejor el
que sabe reprender que el que sólo sabe lisonjear”
Es mi oración
que Dios nos conceda sabiduría para lidiar con la adulación y sabernos rodear
de personas que en verdad nos amen.
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