La guerra espiritual es real. Puede no salir en las noticias; pero debería. Pablo lo admite en Efesios 6:12, "Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes (gobernantes) de este mundo de tinieblas, contra las fuerzas espirituales de maldad en las regiones celestes".
Sin embargo, las armas de esta guerra son a menudo malentendidas de alguna forma. En algunos círculos de iglesias, por ejemplo, es común escuchar a pastores y su gente hablar de "atar a Satanás" o "renunciar a la presencia del diablo" o muestras similares de confianza.
Aquí hay tres razones por las que creo que esto es un error.
1. Satanás (muy probablemente) no está cerca.
Hay una paranoia perniciosa que se respira en las iglesias hoy en día: la gente piensa que Satanás puede oírlos hablar. Algunas personas inconscientemente incluyen en el curriculum de Satanás los atributos únicos de Dios: su omnisciencia y omnipresencia. Sí, Satanás ciertamente está deambulando (1 Pedro 5:8), pero está limitado a un lugar a la vez. Él no puede leer tu mente, y tampoco "para las orejas" cuando escucha su nombre mencionado en tus oraciones.
Escuché un pastor que estaba orando a Dios, y en un desliz ¡comenzó a dirigirse a Satanás! "Señor oramos contra las fuerzas del mal en este lugar hoy, y Satanás te atamos en el nombre de Jesús, denunciamos tus esfuerzos de distraernos jugando con el proyector de PowerPoint otra vez, y reprendemos tu presencia aquí hoy. ¡No eres bienvenido aquí!".
Primero, los cristianos debemos orar a Dios, no a Satanás (aun cuando lo que estemos diciendo sea para irritarlo). Segundo, dudo que Satanás esté merodeando por tu iglesia de todos modos. Así que a menos que tenga demonios grabando nuestras oraciones y luego enviándole el transcrito por correo, Satanás tendría que estar en la habitación.
Como entiendo los conceptos básicos de la gestión del tiempo, estoy seguro de que jugar con el equipo de sonido de mi iglesia tiene que ser una prioridad menor que, digamos, lo que sucede en las Naciones Unidas o una prueba nuclear en las instalaciones de Corea del Norte.
2. Atar a Satanás está sobre tu jurisdicción.
Satanás puede ser atado, sólo que no por ti. La tarea de atar a Satanás se le ha dado a un ángel (Ap. 20:1-3). Es una tarea bastante importante y una gran parte de la escatología depende en que se realice correctamente.
Judas advierte con severidad a personas precoces que presumen aventurarse por encima de su jurisdicción y encima de los seres angelicales malignos:
"No obstante, de la misma manera también estos hombres, soñando, contaminan su cuerpo, rechazan la autoridad, y blasfeman de las majestades angélicas. Pero cuando el arcángel Miguel luchaba contra el diablo y discutía acerca del cuerpo de Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino que dijo: “El Señor te reprenda.” Pero éstos blasfeman las cosas que no entienden, y las cosas que como animales irracionales conocen por instinto, por estas cosas son ellos destruidos", Judas 1:8-10.
El propio arcángel Miguel no trató de atar a Satanás de la forma en que muchos tele-evangelistas fanfarrones lo hacen.
Incluso invocando el nombre de Jesús no garantiza que tu exorcismo funcionará. Los hijos de Esceva prueban esta hipótesis...
Hechos 19:13-16 dice:
"Pero también algunos de los Judíos, exorcistas ambulantes, trataron de invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: “Les ordeno que salgan, en el Nombre de Jesús a quien Pablo predica.” Siete hijos de un tal Esceva, uno de los principales sacerdotes Judíos, eran los que hacían esto. Pero el espíritu malo les respondió: “A Jesús conozco, y sé quién es Pablo, pero ustedes, ¿quiénes son?” Y el hombre en quien estaba el espíritu malo se lanzó sobre ellos, y los dominó y pudo más que ellos, de manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos".
La próxima vez que seas tentado a mandonear a un espíritu en el nombre de Jesús, asegúrate de tener ropa extra en tu automóvil.
3. Dios tiene una mejor idea.
La Biblia no está escrita en código. Hay secciones escritas como descripción narrativa, que registran lo que sucedió en la historia. Y hay otras secciones narrativas escritas como mandamientos prescriptivos que se aplican a ti y a mí.
La única instrucción que se nos da como cristianos para confrontar las fuerzas espirituales de la oscuridad es Efesios 6. Nota su clara ausencia en lo que has visto en la televisión.
Efesios 6: 11 dice, "Revístanse con toda la armadura de Dios para que puedan estar firmes contra las insidias del diablo. …" y continua en el versículo 13, "Por tanto, tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes".
Él luego enumera: el cinto de verdad, la coraza de justicia, el apresto para el evangelio de la paz, el escudo de la fe, el casco de la salvación y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios, y la oración en todo tiempo en el Espíritu.
No requiere agua bendita.
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