1. Comuníquese temprano y con frecuencia, y luego sea consistente.
Un buen líder siempre está liderando. Si usted espera hasta la
reunión para liderar, puede ser demasiado tarde. En esta era de la comunicación
fácil, no hay motivos para que los líderes no puedan recordarle al grupo sobre
las próximas fechas y asignaciones. Asegúrese de que todo el mundo sepa cuáles
son las expectativas. Concluya cada reunión destacando lo que viene: ¿qué se
debe leer?, ¿cuándo es la próxima reunión?, ¿dónde es la próxima reunión?,
¿quién estará al frente de la discusión? Entonces, antes de la próxima reunión
envíe un recordatorio por correo electrónico (o llame, o envíe un mensaje de
whatsapp, un tuit o un mensaje de Facebook). La gente olvida. La gente es
perezosa. La gente anda ocupada. La gente necesita muchos recordatorios
amistosos para permanecer en su tarea -especialmente los jóvenes.
En cuanto a la reunión en sí, respete el tiempo de las personas.
Haga que las cosas comiencen prontamente y terminen en el tiempo acordado.
Claro, a veces hay emergencias. Hay excepciones a casi todas las reglas. Pero
la gente necesita saber que pueden contar con usted para que la reunión
comience y termine a tiempo.
Siempre que sea posible, mantenga las cosas consistentes. El
cambiar las fechas y las horas casi siempre conduce a la disminución del número
de asistentes.
Pídales a las personas compromisos específicos. No haga todo
usted mismo. Permita a alguien traer una merienda, a otra persona que organice
la próxima parrillada, y a otra persona que inicie en oración la semana
próxima. Esto no solo edifica a otros sino que también fomenta una mayor
participación. El lograr que otros se comprometan es mejor que hacer
invitaciones generales.
2.
Planifique sus preguntas con tiempo.
Si su grupo consiste solamente de cristianos muy maduros que se
conocen desde hace años, puede que tenga éxito con poca preparación. Pero la
mayoría de los grupos no son así. (Y si es su caso, es probable que sea hora de
mezclar las cosas un poco por el bien de los recién llegados y de los que
empiezan a ser seguidores de Cristo). Asegúrese de que sus preguntas sean
frescas y claras. Si no está seguro de lo que está preguntando, nadie más
tampoco lo estará.
Si la selección que se está estudiando (en la Biblia o en un
libro) es difícil de entender, es posible que necesite realizar una serie de
preguntas de cuánto comprendieron. No les haga tan difícil el tema al punto de
que solo los cristianos que hayan ido al seminario pudieran saber la respuesta.
Y del mismo modo, no les haga muy obvio el tema (preguntas tipo "rellenar
el blanco": "Entonces, Cristo murió por ti y por ________") para
que todo el mundo se arriesgue con una respuesta.
No se quede en el mundo de las ideas. Haga preguntas que
requieran análisis, síntesis y evaluación. Prepare preguntas finales que
lleguen al corazón del tema.
Sea creativo en la forma en que expresa sus preguntas. No se
limite a decir "¿Qué piensas?", o "¿Cómo te sientes acerca de
esto?", o incluso "¿Cómo podemos aplicar esto a nuestras
vidas?". Haga preguntas como:
·
¿Qué cosa quisiera usted que cambie en su vida como resultado de
este estudio?
·
¿Qué nueva promesa se puede llevar con usted para la semana?
·
¿Qué ha aprendido acerca de Dios?
·
¿Dónde has visto estas cosas vividas de esta manera?
·
¿Cómo se relaciona esto con la cruz?
·
¿Cómo se parece esto a nuestra iglesia, para bien o para mal?
·
¿Dónde es esto una lucha para usted en su matrimonio?
·
¿Qué le cuesta creer de la palabra de Dios?
Hay cientos de buenas preguntas que puede hacer en una
determinada semana. Pocas de ellas vendrán a usted en el momento si no hay
algún tipo de preparación.
3.
Sea consciente de la dinámica de grupos.
Ser un líder es mucho más que la apertura y el cierre en la
oración. Usted debe hacer todo lo posible para fomentar un ambiente cálido y
acogedor en su grupo. Esto significa tomar en cuenta a la gente nueva. Los 30
minutos antes de iniciar el estudio pueden ser un verdadero tiempo de placer
para los veteranos, pero para la gente nueva es un espacio para sentirse
ansiosos e incómodos. Como líder, usted debe hacer todo lo posible para que se
sientan a gusto. Hágales preguntas. Haga que el grupo se les introduzca. Tenga
una dinámica preparada para alentar al grupo a compartir. Mientras menos
personas se conozcan entre sí, se necesita estructurar más.
Tenga en cuenta que los recién llegados pueden no conocer su
historia, su humor, o su teología. Una vez cometí el error de bromear en un
pequeño pero maduro grupo acerca de no estar convencidos aún del pedobautismo
(bautismo de infantes). Fueron bromas festivas entre mis amigos y yo, pero a
las nuevas personas que lo visitaron les envió la señal (equivocada) de que los
credobautistas no eran bienvenidos allí. Después pedí disculpas y les expliqué
que solo estaba bromeando con mis amigos y que nos encantaría que ellos (la
nueva pareja) estuvieran en nuestro grupo. Lo siento.
Una de las cosas más difíciles y más importantes que un líder
debe hacer es tratar de incluir el mayor número posible de personas en la
discusión grupal. Obviamente, el objetivo no es hacer que los miembros
reservados se sientan avergonzados, pero a menudo los miembros reservados
simplemente necesitan que se les pregunte. Un buen líder no permitirá que todos
los debates sean dominados por las mismas dos o tres personas. Él tratará de
lograr que hablen aquellos que no han dicho mucho. Puede que tenga que decir
suavemente de vez en cuando, "Déjenme ver si alguien más tiene algo que
añadir antes de que regrese con ustedes".
Un buen líder será sensible al estado de ánimo del grupo, para
discernir si hay heridas, confusión, tristeza o frustración que necesiten ser
abordados. No se limite a jugar al policía de tránsito. Sea un pastor.
4.
Sepa cómo manejar el conflicto.
El peor temor de la mayoría de los líderes de grupos pequeños es
tener que sofocar algún desacuerdo furioso. Afortunadamente, la mayoría de los
grupos cristianos (en mi experiencia) son bastante agradables (casi hasta la exageración). El conflicto
airado es poco frecuente, pero sucede. Dependiendo de las circunstancias, he
aquí algunas de las cosas que usted puede querer decir en medio del desacuerdo:
·
Juan, suena como si estuvieras tratando de decir XYZ. ¿Te estoy
entendiendo bien?
·
María, ha ofrecido una interpretación diferente. ¿Qué es lo que
el resto de ustedes piensa? ¿Cómo debemos interpretar este versículo?
·
Sé que es difícil hablar de un tema tan controversial o
doloroso, pero yo no creo que debamos huir del conflicto constructivo. Me
encantaría escuchar lo que los demás están pensando.
·
Esta es una discusión importante, pero no está involucrando la
participación de todo el grupo. Sería muy bueno si ustedes dos pudieran
reunirse y continuar la conversación en otro momento.
·
Suena como que pude haber hecho algo que te haya molestado. ¿Por
qué no hablamos de ello cuando acabe la reunión?
·
Chicos, estoy feliz de que tengamos desacuerdo en este grupo.
Pero eso sonaba personal. Vamos a tratar de ser amables, incluso cuando algo
nos apasiona.
Puede haber momentos en los que el líder tenga que ser aún más
directo. Es posible que tenga que cerrar la conversación, de manera explícita
corregir una interpretación equivocada, o reprender a alguien por hablar de una
manera dura y poco edificante. Si bien no queremos líderes exaltados que
empeoren el conflicto, tampoco podemos permitirnos "líderes" pasivos
que pongan su deseo por complacer a la gente y el temor a los hombres por
encima del bien de todo el grupo.
5.
Planificar la oración.
Si usted espera que la oración simplemente suceda, tendrá
oración a duras penas. No hay nada malo con 60 segundos de oración para
comenzar y finalizar una sesión, si ese es su plan. Solamente sepa que sin
preparación, eso es lo que casi siempre va a ocurrir. Tiempos efectivos de
oración, ya sean cortos o largos, requieren planificación intencional. ¿Va a
preguntar por peticiones de oración? Si es así, ¿cómo se asegurará que su
tiempo de "oración" no es tiempo de compartir con casi nada de
oración? ¿Cuáles son las peticiones de oración de las semanas anteriores que
necesitan seguimiento? ¿Cuánto tiempo desea durar en oración? ¿Cuántas personas
espera usted que oren?
Liderar la oración requiere una dirección clara. No tenga miedo
de llamar a ciertas personas a orar (por lo general no los recién llegados).
Recuérdele a la gente que sus oraciones pueden ser cortas (de hecho, es posible
que desee animarles a ser cortas). Lleve a las personas a través de diferentes
temas (familia, iglesia, país, mundo, etc). Si su tiempo de oración es
generalmente breve, considere la posibilidad de reservar una reunión cada
algunos meses para no hacer nada más que orar. Muchas veces hemos hecho esto en
nuestro grupo, por lo general separando a hombres y mujeres durante estos
tiempos más prolongados de compartir y de oración.
La mayor diferencia entre un pequeño grupo que es
espiritualmente, relacionalmente, y bíblicamente edificante y uno que se siente
como una incómoda pérdida de tiempo, es el liderazgo. Los buenos líderes no
siempre obtienen buenos seguidores. Pero casi nunca sucede que usted tenga
buenos grupos pequeños sin hombres y mujeres calificadas, sabios y fieles para
conducirlos.
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