lunes, 14 de diciembre de 2015

Ladrones en la Casa - Ps Alejandro Molero


Santiago 4:1-10 es uno de esos pasajes que nos hacen darnos cuenta de las realidades de nuestra vida. No solamente de las cosas malas que estamos haciendo, sino de las buenas que estamos evitando. Nos enseña que en nuestro interior existen anclas que nos amarran a la carne y a sus deseos mientras el Espíritu Santo de Dios nos anima fuertemente a vivir obedientes al Señor a través de Su palabra. Básicamente nos enseña las realidades y remedios de tener unos cuantos “ladrones”  en casa.

Realidades Carnales (vss.1-4):

1.- Disensión: Se nos dice que toda guerra, pleito o pelea entre hermanos viene de las pasiones carnales que aun burbujean en nuestro interior.

¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?”

2.- Ambición: La ambición mal sana de procurar por todos los medios posibles lo que no tenemos proviene de desear lo que no nos conviene. Si tan solo pidiéramos a Dios lo que necesitamos para cumplir Sus deleites y no los nuestros, el Señor suplirá lo que nos faltara conforme a sus riquezas en gloria (Filipenses 4:19). Adicionalmente  la falta de sincronía entre la voluntad soberana de Dios y nuestra voluntad caprichosa y circunstancial tendrá como resultado una frustración progresiva que aumentará cada vez que no recibamos lo que queremos, ya que pedimos mal, hasta llegar a niveles de codicia, envidia y asesinato.

Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”.

3.- Mundanalidad: En el pensamiento de Santiago no hay tonos grises, quien no es cristiano, es mundano y viceversa. No puede haber coqueteo exitoso con el mundo y sus deseos mientras abrazamos la cruz y avanzamos con Cristo de la mano.

“!!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.”



Disposiciones Divinas (vss.5-6):

“¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.”

A pesar de que tenemos esos “ladrones” en nuestro interior, Dios en Su misericordia ha dispuesto toda su ayuda a favor de Su pueblo. Por un lado tenemos la obra del Espíritu (v.5) que nos ayuda a darnos cuenta de nuestras realidades, y por otro lado, contamos con el mayor regalo que Dios pueda dar a quienes reconocen su condición ante el Dios santo; la gracia. Esta característica es negada a quienes insisten en mantener su mundanalidad (soberbia) con sus respectivas nefastas consecuencias. (Salmos 138:6, Proverbios 3:34)


Exhortaciones Santas (vss. 7-10):

Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.

Luego de conocer nuestra triste realidad y la preciosa provisión de Dios, debemos tomas decisiones. Los versículos 7-10 están llenos de exigencias de santidad para aquellos humildes que reconocen su necesidad de Dios.

Se nos dice que:

1.- Someternos a Dios: esa palabra implica sumisión, rendición, obediencia incondicional.

2.- Resistir al Diablo: esto no es una declaratoria de guerra contra el infierno sino una orden de rechazo voluntario al sistema de antivalores que Satanás lidera.

3.- Acercarse a Dios: es una implicación directa a la búsqueda incesante de la santidad.

4.- Limpiar las manos… purificar los corazones: estos son señalamientos poéticos que apuntan a santificar también lo que hacemos y lo que sentimos.

5.- Afligirnos, lamentarnos y llorar: Esta debe ser la actitud resultante de entender correctamente la realidad pecaminosa con la que ofendemos a Dios.

Cumpliendo todas estas exigencias de Dios, nos estaremos humillando ante su majestad y en algún momento Él nos exaltará como recompensa.

Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.”

Viviendo así, los “ladrones” ni huirán ni se morirán de hambre de este lado de la eternidad, pero estarán presos en una cárcel de santidad y buenas obras de fe puestas en práctica.




-Extracto de la Predica titulada “Ladrones en la Casa” – Pastor Alejandro MoleroIglesia Bíblica Metropolitana (IBM) – Lechería 13 de Diciembre 2015



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