En el pueblo de Listra había un hombre que nunca había podido
caminar. Era cojo desde el día en que nació. Este hombre estaba sentado, escuchando
a Pablo, quien lo miró fijamente, y se dio cuenta de que el hombre confiaba en
que él podía sanarlo. Entonces le dijo en voz alta:
«¡Levántate y
camina!»
Aquel hombre dio un salto y comenzó a caminar. Al ver lo
que Pablo hizo, los allí presentes comenzaron a gritar en el idioma licaonio:
«¡Los dioses han tomado forma humana, y han venido a
visitarnos!»
Y el sacerdote y la gente querían ofrecer sacrificios en
honor de Bernabé y de Pablo. Pensaban que Bernabé era el dios Zeus, y que Pablo
era el dios Hermes, porque él era el que hablaba. Y como el templo del dios
Zeus estaba a la entrada del pueblo, el sacerdote llevó al templo toros y
adornos de flores. (Hechos 14:8-13)
Hoy en día tristemente aún podemos ver como la mayoría de
aquellos que presencian supuestas señales de “sanación” o de algún tipo de
unción enfocan su atención y emoción en idolatrar a aquel que pueden ver, sin
darse cuenta y tal vez de una manera no intencionada, comienzan a adorar,
alabar y hasta obedecer ciegamente a ese hombre (o mujer), haciéndolo su ídolo ya
que según ellos sus poderes mágicos le son dados por Dios y se sujetan de que
solo Dios puede hacer ese tipo de “milagros” (Mateo 7:22; 2 Corintios 11:14), sin darse cuenta de
que son arrastrados en una idolatría anticristiana que Dios aborrece, pero que
aquel que es adorado e idolatrado ama y fomenta para su propio beneficio, aman
enseñar pobre obediencia, honra, fidelidad y cualquier tipo de doctrinas que
fortalezcan su figura como autoridad sobre el resto de la congregación, debemos
obedecer, honrar (Apocalipsis 4:11) y ser fieles pero a nuestro Señor,(Hechos 4:19; Hechos 5:29; Gálatas 1:10) y los apóstoles son digno ejemplo de ello.
Cuando Bernabé y Pablo se dieron cuenta de lo que pasaba,
rompieron su ropa para mostrar su horror por lo que la gente hacía. Luego se
pusieron en medio de todos, y gritaron:
«¡Oigan! ¿Por qué hacen esto? Nosotros no somos dioses,
somos simples hombres, como ustedes. Por favor, ya no hagan estas tonterías,
sino pídanle perdón a Dios. Él es quien hizo el cielo, la tierra, el mar y todo
lo que hay en ellos. Y aunque en otro tiempo permitió que todos hicieran lo
que quisieran, siempre ha mostrado quién es él, pues busca el bien de
todos. Él hace que llueva y que las plantas den a tiempo sus frutos, para que
todos tengan qué comer y estén siempre alegres».
A pesar de lo que Bernabé y Pablo dijeron, les fue muy
difícil convencer a la gente de no ofrecerles sacrificios… (Hechos 14:14-18)
Y aún más de dos mil años después, continúa siendo difícil convencerlos,
y más aún cuando estos pseudo lideres fomentan la atención y atracción hacia
ellos mismos.
Debemos ser responsables de nuestro alimento espiritual y de
la fuente, Jesús claramente lo dijo:
“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;
nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14:6).
Busquemos la Verdad directamente de Su Palabra (la Biblia), cuando Cristo
murió en la cruz del calvario el manto fue rasgado, (Mateo 27:51) ahora Cristo
es nuestro mayor y supremo Sumo Sacerdote, Líder y Pastor y como creyentes en Su obra terminada,
nosotros tomamos parte de Su mejor sacerdocio. Nosotros podemos entrar ahora en
el Lugar Santísimo por Él.
Hebreos 10:19-20 dice que los fieles entran
confiadamente al santuario “… teniendo libertad para entrar en el Lugar
Santísimo por la sangre de Jesucristo...
Sin necesidad de intermediarios,
terceros o “ungidos”, solo necesitamos a Jesús, Su Palabra y Su Guía.